Visita «Pablo Serrano, un hombre de palabra»

El pasado domingo disfruté de una nueva visita muy especial, sin salir de Zaragoza.  Se trata de la visita «Pablo Serrano, un hombre de palabra» que puede verse en el lIAACC Pablo Serrano.

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Con motivo del aniversario del nacimiento de Pablo Serrano en Crivillén (10-2-1908), el 16 de febrero el Instituto Aragonés de Arte y Cultura Contemporáneos organizó esta visita guiada con dos pases, a las 11:00 y a las 12:30 horas.

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Datos

Fecha: 16 de febrero de 2020

Lugar: IIACC Pablo Serrano

Horario: 12.30 horas

Entrada: gratuita

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Introducción

En la visita «Pablo Serrano, un hombre de palabra» se aborda la figura de un aragonés del mundo de la cultura como fue Pablo Serrano y el vínculo que mantuvo con las letras.

Es un nuevo modo de ver y conocer a Pablo Serrano y su obra, siguiendo como hilo argumental las creaciones literarias vinculadas a su producción artística y recurriendo para ello a los fondos museográficos y documentales de la colección del Museo, que formaban parte de su biblioteca personal, y que enlazan tanto con la exposición permanente de su obra como con sus intereses literarios, reflejados en su producción artística.

Y… ¡sorpresa!  La visita es de la mano del mismísimo Pablo Serrano ¡todo un privilegio!

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Contenido

Como el barro que modelaba con sus manos, la palabra escrita ocupó un lugar preferente en la vida y obra de Pablo Serrano.

Lector, persona que escribía y de la que escribían, amigo de literatos y, por supuesto, escultor que hizo de la Literatura una de sus fuentes de inspiración. Hombre de pluma y cincel, Pablo Serrano se sirvió de la escultura, pero también de la palabra para alcanzar la que fue la mayor de sus máximas: el perenne anhelo de comunicación con el otro.

De hecho, tras la presentación, la visita comienza junto a la escultura en bronce fundido y patinado de Miguel Labordeta,  uno de los más sobresalientes poetas aragoneses de la segunda mitad del siglo XX e impulsor de la actividad cultural zaragozana.

«Al encontrarse por primera vez, el escultor observó las características faciales del poeta y, no esperando más, mandó traer barro de donde lo hubiera, pues, dijo, «voy a hacerle una cabeza» (…) Ya llegó el barro, y Pablo, sin pérdida de tiempo, se puso a modelar, mas el de Crivillén no había traído herramientas para su trabajo; no fue obstáculo, pues de los cubiertos viejos escogió cuchara, tenedor y cuchillo, más una gran fuente de loza para contener el barro y una plancha de madera.  (…) Pronto aquel bloque que descansaba sobre el soporte fue tomando la forma que el artista deseaba, y (…) que retocaba con los cubiertos utilizados como espátulas y cinceles»

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Allí, Pablo Serrano nos contó que, cuando realizaba una escultura, le interesaba sobre todo retratar el alma del modelo, su parte metafísica.  Acompañado por la música, recitó para todos los asistentes el poema que el hermano del poeta, José Antonio Labordeta, leyó en su día en el Congreso de los Diputados.   Y compartió con nosotros un poema que el escultor le dedicó al poeta «Tú, Miguel» (14-XI-1969).

«¡Ahora» empuja, desde el bronce que te vi yo desde mucho antes de esto.  Desde tu cajón de sándalo, empuja ahora». 

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Continuamos con una parada en la escultura de José Camón Aznar, uno de los historiadores, pensadores, coleccionistas, escritores y críticos de arte más sobresalientes en la España del siglo XX.

Fue una de las principales voces que desde la revista Goya y ABC comentaron la obra del escultor. También compartieron un vínculo personal y profesional, basado en su común origen aragonés y su dedicación artística.

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El escultor nos confesó que, cuando tenían diferentes criterios sobre algún tema, intercambiaban coplillas.  Un buen sistema para expresar opiniones diversas desde el respeto.

Fue divertido escuchar algunas.

Pablo Serrano también nos contó detalles de su relación con Juana Francés, cómo la conoció y cuál fue el primer regalo que le hizo.

Rodeando la obra Carlos III de 1974 de la Serie Entretenimientos en el Prado, donde exagera los contornos y las líneas hasta deformarlas y darles mayor expresividad, nos deleitó con un poema suyo y otro de Gloria Fuertes dedicado a la pintora mencionada.

«Con unas gafas viejas, las tripas de un reloj, la tuerca de un piano, tornillos de un demente, te crea de repente… un señor»

Asimismo nos detuvimos en la escultura de José Luis López Aranguren, filósofo y profesor de Ética en la Universidad de Madrid y una figura no exenta de polémica desde el punto de vista ideológico.

Estuvieron unidos en proyectos de tipo intelectual: ambos fueron responsables, junto a otros, de la creación en 1967 de la rama española de Siglo XXI Editores.  Aranguren estuvo implicado en el homenaje a Machado en Baeza, para el que Serrano realizó uno de sus más importantes monumentos.

Sabemos, además, que en 1963 el filósofo apoyó la candidatura de Serrano para realizar una estancia de investigación en el Institute of International Education en Nueva York. Sin embargo, el vínculo entre ambos fue, sobre todo, personal, siendo Aranguren uno de los poquísimos invitados a la boda de Juana y Pablo en 1973.

Posteriormente nos fijamos en la escultura de Camilo José Cela, uno de los más importantes literatos españoles del siglo XX, conocido principalmente por novelas, como «La familia de Pascual Duarte» o «La Colmena», el ensayo, la poesía, los cuentos y el teatro.

Fue probablemente José Mª Moreno Galván, colaborador de Cela en sus proyectos culturales, el que presentó a Serrano y Camilo J. Cela, uno de los personajes con los que el escultor se relacionó y que dio difusión a su obra. El principal punto en común de los dos es Unamuno.  El escritor le presentó al  hispanista Anthony Kerrigan, con el que el escultor también compartió amistad.

En el Museo aseguran, sin ningún género de duda, que Unamuno formaba parte de sus lecturas, porque tienen su biblioteca. Aunque no lo conoció tuvieron un vínculo estrecho, más allá del vínculo físico.  De hecho, en su retrato, utilizó su parecido físico.

Se sentía identificado física e intelectualmente con la figura de Unamuno.  Participó en el monumento al escritor en Salamanca, en otro a Galdós o en otro dedicado a diversos autores en Puerto Rico.

Y observamos una fotografía de sus manos.  El autor nos recordó cómo le gustaba ir a la panadería de su pueblo para ver cómo se amasaba el pan.

El pan obliga a trabajar la materia escultórica igual que los panaderos hacen con las harinas: mimándola, amasándola, dejándola que crezca y fermente.  Significa comunicación y significa reflexión interior, conocimiento de uno mismo y trabajo.

Escuchamos un poema de Neruda e insistieron en que, a través de distintas formas de expresión, Serrano tuvo siempre como objetivo el ser humano.

Durante la visita «Pablo Serrano, un hombre de palabra», también nos contaron que se inspiró en la literatura para llevar a cabo algunas de sus obras.  Como «Don Quijote» de 1956, realizada en hierro.

Con esta escultura, logró desmontar la imagen tradicional y romántica con la que siempre se había representado a Don Quijote para ofrecernos una revisión contemporánea en clave abstracta y absolutamente rompedora con lo establecido.

«Un día subí al Vesubio y sentí el deseo de recoger escoria volcánica para aplicarla a mis trabajos. Había recorrido antes Pompeya, Herculano y Stabia. Un día anduve por un campo que parecía un osario prehistórico, por la forma de sus piedras; algunas de ellas estaban horadadas. Un día entré en una chatarrería y observé clavos de derribo y chapas de hierro. Sentí el deseo de agrupar todos esos elementos y ordenarlos. Trabajé intensamente hasta lograr imprimirles la emoción sentida y me encontré cómodo».

Hicimos otra parada en la obra «Espacio interior ocupado por caja de madera para quemar» (1957-1959), en hierro y madera.

Se trata de una obra inacabada porque falta quemar la parte de madera.  Es una reflexión sobre la vida y la muerte, la presencia de la ausencia.  En este punto, resultó muy adecuado recrearse en un poema de Miguel Luesma dedicado a Serrano: «Pablo Serrano: presencia de una ausencia».

«Pablo, 
sé que has clavado tu azada en el espacio, 
que plantaste muy hondos tus versos por las calles, 
y que has pintado, con tus manos de asombro, 
la derrumbada humanidad del hombre. 
Viejo hidalgo, te sueño
caballero en tu Escoplo – Rocinante» 

Llamaron nuestra atención las anécdotas sobre Luis García-Abrines y su «Pim, pam, pum». Fue un hombre muy curioso, polifacético, escritor musicólogo, artista y profesor aragonés. Un espíritu inquieto y transgresor, uno de los últimos surrealistas aragoneses clásico.

O el «Canto negro» de Nicolás Guillén, junto a «Ritmo en el espacio», esculturas abstractas a base de trazos en el espacio, que intentan plasmar el dinamismo y el movimiento.

¡yambambó, yambambé!
repica el congo solongo,
repica el negro bien negro;
congo solongo del songo
baila yambó sobre un pie.

Nos mostraron la portada de un disco con una escultura de Serrano.  Pertenece al grupo Los hobbits y tenemos la oportunidad de descubrir un fragmento de su música.

Mientras, contemplamos la escultura de un «Hombre con puerta».   Es una escultura cerrada que posee una solidez agresiva y monolítica.  Sus miembros están reducidos a muñones, todo es deforme, feo y pesado.  Sin embargo, una vez abierta, su belleza interior se revela a la vista y su riqueza fluye.

Volvemos al deseo de comunicación de Serrano, al lado metafísico, a luz interior del retratado, al alma… a dejar la puerta abierta para que salgan las emociones.

Se leyó de nuevo a Gloria Fuertes  y se mencionó al crítico Manuel Conde, una figura muy olvidada y miembro también del grupo El paso.

Luego pasamos a las unidades-yunta.  Su sentimiento humanista, el interés por el hombre aparece también en esta serie.

A modo de puzzle, las piezas se ajustan perfectamente, se integran en una sola como en un abrazo, es su
denuncia ante la incomunicación del ser humano, son símbolo de amistad.

Nos hicieron partícipes de que Serrano también ilustró, en Uruguay y después sobre San Juan de la Cruz. En la colección de bibliofilia «Ecos y éxtasis» interpreta en clave de arte gráfico su obra.  Nos hablaron de su humanismo e incluso de su misticismo.

Terminamos frente a una enorme cabeza, realizada en 1966 y pensada para formar parte de un Monumento
conmemorativo a Antonio Machado en Baeza (Jaén), donde residió siete años, desde 1919, lugar de paseos y meditación para el poeta.

El retrato capta a la perfección la vida interior del poeta, su sencillez, y profundidad moral y psicológica. Existen varias copias de esta obra que se hicieron en vida del propio artista, incluyendo en el MoMA de Nueva York, en el Museo Nacional de Arte Modernos de París o en el Museo del Hermitage en San Petersburgo.

En resumen… visita «Pablo Serrano, un hombre de palabra»

En esta interesante, sorprendente y amena visita descubrimos la gran afición del escultor a conversar y escribir, a poner en palabras sus pensamientos o emociones. El recorrido nos acerca, a través de la lectura, las explicaciones, la anécdotas y la música, a las amistades que forjó en el mundo literario, a las distintas figuras que retrató, a los libros que ilustró y a las lecturas que formaban parte de su biblioteca personal.

Además, descubrimos que escribió poesía y que algunos escritores coetáneos que fueron amigos suyos, como Gloria Fuertes, Anthony Kerrigan o Luesma Castán, le dedicaron algunos de sus versos.

También cómo se inspiró en la literatura para evolucionar en su obra y como nunca dejó de buscar el alma en sus retratos, la luz interior.

Aprendimos a interpretar algunas de sus piezas, la importancia de la comunicación en su obra y la constante evolución en su forma de trabajar.

«Me ha interesado siempre la interpretación del retrato. Porque en cada hombre hay un rostro físico y otro metafísico. Me interesa de cada ser humano esto, sus dos espacios: los que vive y habita. Le observo. Lo aprendo. Cuando ya le conozco, lo interpreto. Ya no necesito su presencia física. Más bien me estorba». 

Gracias a los organizadores por esta iniciativa, a María Luisa por guiarnos en el espacio expositivo, y a Mariano y a … (ups, no recuerdo el otro nombre, lo siento muchísimo) por acompañarnos con vuestra palabra, vuestra interpretación y vuestra música. ¡Fue una maravillosa experiencia!

Si surge la oportunidad (seguid las redes del IAACC)… ¡apuntaros y disfrutad de un fantástico rato en el que se unen distintas artes! ¡os la recomiendo!

 

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