Cuando nuestra vida empieza a retomar poquito a poco el pulso de la normalidad, he tenido la oportunidad de hacerle una entrevista a la escritora Zoé Valdés.
Como suele ser habitual, ha respondido a las 12 preguntas sobre diversos temas relacionados con la literatura, con su forma de escribir y sobre sus libros.
Acaba de publicar una nueva novela y por eso este momento es excelente para plantearle el cuestionario y leer sus respuestas, como si se tratase de una interesante conversación en torno a un café.
¡Importante! La foto destacada es de Attys Luna, la de aquí abajo es un selfie y la segunda (en la entrada de la librería) es de Regis Iglesias Ramírez.
Os la presento:
Zoé Valdés es una escritora cubana de poesía, novela, ensayo y guion. Nació en La Habana un 2 de mayo de 1959. Estudió en el Instituto Superior Pedagógico Enrique José Varona y en la Facultad de Filología de la Universidad de La Habana. Más tarde estudió en la Alianza Francesa en París, en donde estuvo destinada con la delegación de Cuba en la UNESCO, y después en la Oficina Cultural de la Misión de Cuba en París.
Valdés ha sido subdirectora de la revista Cine Cubano durante cinco años y guionista del Instituto Cubano de Arte e Industria Cinematográfica. Desde 1997, posee la nacionalidad española.
Miembro de la Orden de las Artes y las Letras francesa, ha obtenido varios premios literarios como el Fernando Lara de Novela por «Lobas de mar» o el Azorín por «La mujer que llora».
…
Mario Vargas Llosa ha dicho sobre ella: «Zoé Valdés es una importante escritora cubana que vive exiliada en Francia. Es muy conocida en la comunidad de habla hispana por la calidad de su trabajo y por su valiente lucha contra la dictadura cubana, en particular, y por sus críticas a todos los regímenes autoritarios, en general. También por su defensa permanente de los derechos humanos, y de los periodistas y escritores perseguidos en todo el mundo».
Sus libros:
Respuestas para vivir (1982)
Todo para una sombra (1986)
Sangre azul (1993)
La hija del embajador (1995)
La nada cotidiana (1995)
Vagón para fumadores (1996)
Cólera de ángeles (1996)
La ira (1996)
Te di la vida entera (1996)
Café Nostalgia (1997)
La sombra de La Habana (1997)
Los poemas de La Habana (1997)
Traficantes de belleza (1998)
Cuerdas para el lince (1999)
Los aretes de la luna (1999)
Querido primer novio (1999)
Milagro en Miami (2000)
El pie de mi padre (2000)
Breve beso de la espera (2002)
Los misterios de La Habana (2002)
Lobas de mar (2003)
Luna en el cafetal (2003)
La eternidad del instante (2004)
Cuentos de La Habana (2005)
Bailar con la vida (2006)
La cazadora de astros (2007)
El ángel azul (2008)
La ficción Fidel (2008)
Anatomía de la mirada (2009)
Una novelista en el Museo del Louvre (2009)
El todo cotidiano (2010)
La mujer que llora (2013)
La Habana, mon amour (2015)
La noche al revés (2016)
La salvaje inocencia (2018)
El beso de la extranjera. Monumento porno-existencial al amor (2018)
La casa del placer (2019)
Pájaro lindo de la madrugá (2020)
Y aquí está la entrevista:
1.- Esta primera pregunta se ha convertido en un clásico y es obligatoria en mis entrevistas, ya que me interesa mucho conocer vuestra respuesta y profundizar en vuestras referencias literarias. Estoy convencida de que siendo escritora, eres primero una gran y apasionada lectora. ¿Qué te gusta leer y cuáles son tus autores preferidos?
Leo mucha poesía cuando escribo novelas, y mientras escribo poesía leo novelas y ensayos. Leo por intuición y por recomendación. Y leo por descubrimiento, me fascina descubrir autores vivos como muertos, que todavía no había leído. Releo también mucho.
Son muchos mis autores predilectos. Los últimos y desde hace algún tiempo Sándor Márai. Mis referencias son numerosas. Tengo una cultura vasta, aunque caótica. Puedo hablar de Cátulo, Terencio, Esquilo, Cervantes, Francisco de Quevedo, como de François Rabelais. Samuel Beckett y Federico García Lorca también son referentes importantes. Guillermo Cabrera Infante, Dulce María Loynaz, Renaldo Arenas, Lydia Cabrera, Leví Marrero, Raoul García Iglesias, entre los autores cubanos.
2.- Tengo la seguridad de que todos los principios son difíciles para cualquier autor. Por eso, quiero pedirte que nos cuentes con detalle cómo comenzó tu aventura de escribir, cómo fueron esos primeros pasos dando forma a tus palabras.
Empecé a escribir para acompañar mi soledad de niña asmática e imaginativa, a la edad de once años. Se trataba como en la mayoría de los escritores de un diario. Desde que tengo uso de razón y que aprendí a leer ansié en silencio escribir libros y confesar mis sentimientos mediante ellos, decirlo todo al papel y al desconocido que luego iría a leerlos. Al final de la tarde escribía en el diario todo lo que había hecho durante la jornada diurna y podía ocurrir que agregara también mis pretenciosas reflexiones. Escribía además sobre mis lecturas. La poesía empezó al mismo tiempo, y nunca me ha abandonado. La poesía definió mi deseo en todos los sentidos.
3.- Es un momento complicado para los libros, las librerías y la lectura. En ese contexto, tú eres una escritora de éxito. En este sentido ¿puedes contarnos cuándo llegó el momento de poder vivir de esa profesión que compaginas con la publicación de artículos en prensa? ¿Cuál fue la clave que te indicó que podías vivir publicando? ¿Cómo ha sido tu relación con las editoriales?
Siempre ha sido complicado para las artes y para la literatura, no ha cambiado mucho. La tragedia de hoy es la cantidad de basura que se publica y que se vende por encima de la verdadera literatura, cosas como libros de personajillos televisivos, influencers, y demás ‘porca miseria’.
Yo pasé por momentos muy duros, de escasez y carencias. Aparte del hambre que pasé en Cuba, había veces que no podía conseguir un bolígrafo o un cuaderno nuevo; al simple papel sólo se tenía acceso (comprado no regalado) si se era miembro de la UNEAC (Unión de Escritores y Artistas de Cuba, modelo soviético), y para ser miembro de esa institución comunista había que estar ampliamente probado políticamente y avalado literariamente por grandes nombres también comprobados políticamente. Tras mi exilio todo también fue bastante duro, debí hacer cualquier tipo de trabajo manual y demás, como mismo había hecho en mi país: cuidar niños pesados franceses, limpiar casas, pintar paredes, ebanistería y hasta aseo de barcos. No me quejo, eso me forjó, sobre todo en mi poder de resistencia y optimismo. Después del éxito de ‘La nada cotidiana’ y de otras novelas pude vivir holgadamente de mi escritura, que es en buena medida mi trabajo principal. También he vivido de mi pintura, de mis conferencias. El periodismo paga muy mal, mis columnas sobre la actualidad y de pensamiento son pobremente pagadas, y en ocasiones no recibo un céntimo. No me he enriquecido, aunque quisiera.
4.- Como sabrás, se comenta con frecuencia que los jóvenes dejan de leer a los 17 años porque prefieren lo inmediato, la tecnología, el móvil. ¿Es posible hacer algo para recuperar su afición? ¿Se puede competir con las series y con lo visual que ellos eligen? ¿Es viable convencerles de la importancia de los libros?
El convencimiento tiene que venir de ellos mismos, de su propio interés. El interés es nato. Las nuevas tecnologías han sido muy positivas en algunos casos, en otros han sido nefastas.
Mi madre nunca hizo demasiado para que yo leyera, aunque fue ella quien me dio a leer ‘El Quijote’, que era su único libro, el único que le importaba. Mi padre estaba ausente, mi abuela sí hizo y bastante, todo lo que estuvo a su alcance, pero duró muy poco, aunque su vida en la mía fue impactante y decisiva. Y mi tía leía sus novelitas de amor. El interés mío por la lectura vino de mí misma esencialmente. No todo el mundo tiene el don. No se puede aspirar a que el don sea masivo. Y ese ha sido el error que ha acabado con la individualidad del escritor. El don es eso: un valor misterioso al que muy pocos tienen acceso.
5.- Esta es otra pregunta que repito en mis entrevistas, porque me apasiona descubrir vuestros pequeños secretos, vuestra forma de trabajar. Me interesa conocer cómo escribes, si tienes un espacio determinado para hacerlo, un horario fijo, algún ritual.
Escribo en cualquier parte, en cualquier lugar, a cualquier hora. Mi vida es escribir. El ritual de mi vida es la escritura. Leo junto a un ventanal desde hace más de veinte años, es mi único requerimiento: la luz del día o la de una bujía en la noche.
6.- También me gustaría saber cómo te inspiras, cómo solucionas un día de poca creatividad, cómo vas formando los personajes, si tienes el final de la historia claro desde el inicio. Además, como tus novelas son sobre todo históricas, quiero pedirte que nos cuentes cómo te documentas, cómo preparas la información que servirá de contexto a tus personajes.
Nunca he estado peleada con la inspiración, afortunadamente la mayoría de las cosas en mi entorno me inspiran, y siempre voy creando, mientras vivo e inclusive mientras duermo. Los sueños y la imaginación son fuentes y decisivas importantes en mi estilo. Cuando pongo la primera palabra de una novela es porque ya tengo todos los personajes y hasta domino ya el final de la historia. Escribir es lo más cercano que hay a la precisión de un arquitecto y a la eficacia de un constructor, o de un músico frente a una partitura que debe conocer la melodía antes de leerla, porque ya la he imaginado. Yo conduzco la historia en la novela, pero en la poesía el verso me conduce a mí. En la novela soy yo la dueña, en la poesía poseo un amo: el verso.
No todas mis novelas son históricas. Lo que me importa de la historia es precisamente su lado novelesco. Su vitalidad ‘romanesque’ es lo que me impulsa. Me documento mucho en las bibliotecas, invierto tiempo en ellas, invierto también de mis economías en libros necesarios para recrear el ambiente de mis personajes. Poseer un libro, que sea enteramente mío, me apasiona. Mi novela sobre mi abuelo chino: ‘La eternidad del instante’ llevó más tiempo de investigación y de lecturas y de adquisición de libros caros y en viajes que el tiempo de escribirla. Igualmente ha sucedido con mi más reciente novela ‘Pájaro lindo de la madrugá’ acerca de Fulgencio Batista y Zaldívar.
7.- Me he animado a participar en distintos concursos, no sé si acertadamente, con el fin de encontrar un sitio y comprobar la calidad de mis relatos. En tu opinión ¿son útiles estos certámenes? ¿Cuál es tu experiencia? ¿Has sido jurado alguna vez?
He participado en una enormidad de concursos, y por supuesto, han sido más en los que he perdido que en los que he ganado, y existen pruebas de que no me puedo quejar tampoco. Pero cuando ganas, sea el concurso que sea, te aporte lo que te aporte, el hecho de que tu trabajo ha sido elegido por grandes nombres de la pluma es de una satisfacción muy profunda e inolvidable. Son ciertamente muy útiles. Mi experiencia no fue únicamente alentadora, he tenido decepciones, pero la vida es así, y es bueno que sea así.
Sí, he sido jurado, y no me ha gustado demasiado. Sufro el tener que elegir una novela buena por encima de otra también buena, pero dentro de un jurado hay que plegarse, sumar tu criterio al criterio de otros, aunque no siempre me dejo.
8.- Supongo que no hay una sola respuesta, ni es fácil definirlo. Pero ¿qué crees que tiene que tener un buen escritor para serlo?. ¿Se puede aprender a escribir con la formación adecuada o es un valor innato?
Truman Capote decía que la escritura es un don, y que cuando Dios te da un don también te da un látigo. Yo creo en ese don, y aprecio el látigo como forma de aprendizaje, en la forma de vivir esclavizada a ese don. Escribir es un sacerdocio.
9.- Me interesa también tu opinión respecto a internet y las redes sociales. A los lectores nos gusta la cercanía que permiten con los escritores y la posibilidad de hacerles llegar nuestras impresiones sobre sus obras. ¿Crees que facilitan la relación entre autor y lector? ¿Pesa más lo positivo que lo negativo? ¿Es importante gestionarlas directamente o es mejor contar con un profesional?
Las redes sociales son magníficas para establecer ese tipo de comunicación lector-autor, yo no diría cercanía, no iría a tanto. La cercanía pudiera matar el misterio. La relación entre autor y lector sólo la facilita de manera profunda y verdadera la lectura del libro, lo otro es añadidura. Pesa más lo positivo, siempre. Gestiono todo lo mío sola, jamás he tenido secretaria ni secretario. Y tampoco un esposo que leyera mis libros antes de publicarlos, ni los revise y corrija antes, ni nada por el estilo. La soledad de las escritoras es más palpable que la de los escritores hombres. Lo que tampoco significa nada.
10.- Otra clásica cuestión en mis entrevistas. ¿Crees que existe una literatura para mujeres y que si el autor es hombre o mujer influye en el libro?
Pienso que existe una sensibilidad femenina y una sensibilidad masculina. Lo que no impidió que Gustave Flaubert escribiera ‘Madame Bovary’ y Marguerite Yourcenar escribiera ‘Memorias de Adriano’.
11.- De tus novelas, yo he leído “Te di la vida entera”, Finalista Premio Planeta 1996. Una novela rebosante de humor ácido y erotismo que retrata sesenta años de la vida de Cuca, Cuquita, una fascinante mujer cubana. Si tuvieses que quedarte con un solo de tus libros ¿cuál elegirías? ¿Qué me contarías sobre él para que fuese mi próxima lectura?
Pues si te gustan las novelas históricas dentro de un contexto enrarecido te recomendaría ‘Pájarlo lindo de la madrugá’, y si te gusta la pintura de Paul Gauguin te sugiriera que leyeras ‘La casa del placer’, que fue Premio Jaén de Novela 2019.
12.- Y la última pregunta está relacionada con el presente y con el futuro. Tu última novela se ha presentado en esta complicada situación, “Pájaro lindo de la madrugá”. Es una novela de largas conversaciones, que mezcla presente y pasado, y superpone planos de narración donde convergen un retrato y un relato histórico, no sólo del controvertido caudillo cubano, sino de la sociedad cubana actual y de lo que fue en la primera mitad del siglo XX. ¿Qué puedes compartir sobre la misma con nosotros? ¿Qué hay de diferente en esta novela? Supongo que está deseando “vivirla” con tus lectores ¿tienes ya algo previsto?
Puedo deducir que es mi novela más intensa y cuya única finalidad es establecer la verdad sobre un período muy importante de la historia de Cuba. Es la novela que me acerca a otro de mis ídolos literarios en la forma, a Samuel Beckett. Lo que hay de diferente es que empecé a escribirla con treinta años y la he publicado con sesenta años. La diferencia es el tiempo invertido y sus transformaciones inesperadas, sorprendentes.
Tenía programados diversos encuentros reales en ciudades y países distintos, previstos con los lectores; supongo que habrán de reprogramarse. Aunque lo principal es que la lean, porque un día el azar nos reunirá de nuevo.
¡¡Tengo que darle un millón de gracias por esta entrevista a Zoé Valdés en medio de esta situación y cuando su última novela se acaba de publicar!!
Zoé, ha sido un verdadero placer que hayas aceptado mi invitación y te agradezco especialmente que hayas dedicado parte de tu tiempo a responder las preguntas. Recomiendo que los lectores lean varias veces la entrevista porque no van a dejar de descubrir cosas.
¡Te deseo lo mejor con tu nueva novela ! ¡Y espero sinceramente que el azar nos reúna en alguna próxima ocasión!
Muchas gracias a ti.
Para mí ha sido una oportunidad única poder entrevistarte y poder leer tus interesantes respuestas. ¡Gracias de nuevo por tu generosidad, tu disposición y por tu visita! Ha sido todo un privilegio.