Reseña Últimos días en Berlín Mis Palabras con Letras

Reseña «Últimos días en Berlín»

Autora: Paloma Sánchez-Garnica

Páginas: 638

Curiosidades

Me gustaría comenzar la reseña de «Últimos días en Berlín», indicando que su autora, Paloma Sánchez-Garnica fue la primera que aceptó mi solicitud de entrevista para la página.  Así que ¡siempre estaré eternamente agradecida! Y no solo eso, ella se ha convertido en una de mis escritoras preferidas.  Me entusiasmó «La sonata del silencio» y me encantó «La sospecha de Sofía», de la que publiqué una reseña en su día y que podéis ver aquí.

Me apasionan sus historias y también su forma de contarlas.  Aunque sus novelas son largas, te atrapan y te mantienen pendiente de cada página.  Y, lo mejor, te entretienen y te hacen sentir.  Eso es exactamente lo que yo busco en una narración, ni más, ni menos.  Por si esto fuera poco, busca escenarios y momentos históricos muy interesantes, nos hace vivir situaciones históricas, pero a través de la gente común, de personas corrientes.

Además, el pasado 14 de diciembre tuve la suerte de escuchar de forma presencial a Paloma Sánchez Garnica, en el ciclo ‘Martes de libros’ organizado por Ibercaja en el Patio de la Infanta de Zaragoza. Allí, la autora presentó esta novela, que fue finalista del premio Planeta 2021.  El encuentro con los lectores fue una charla entretenida sobre diversos aspectos, que nos acercaron al libro.

El periodista Christian Peribáñez fue el encargado de conducir el acto y de conversar con la escritora. Empezaron conversando sobre el Premio Planeta y compartió con nosotros que el 15 de octubre es una noche que no olvidará nunca.  Ella sabía que estaba entre los diez finalistas. Cenó y habló poco, con muchos nervios.  Cuando supo que era finalista, pensó «disfrútalo, Paloma».

Era un camino largo hasta el escenario, en el que encontró muchas manos amigas.  Y fue muy consciente de que los nervios no iban a aguarle ese momento, lo disfrutó muchísimo.  Habló con el corazón y con sentimiento.  El premio supone una promoción que permite expandir su novela a un público que tal vez no la hubiese leído.  También hacer feliz a su familia (parte de la misma, se encontraba en la sala.  No hay que olvidar que ella vivió en Zaragoza hasta los veinte años).

Nos comentó también que el escritor tiene dos caras, una aislada y alejada.  Necesita soledad, aislamiento, mucho tiempo, que nada o nadie le interrumpa.  Pero, el contacto con la gente (y más en estos dos años tan difíciles) es importante, La vanidad literaria es necesaria.  Necesita el reconocimiento de los lectores porque da valor a su trabajo.  Sus historias terminan de ser lo que son, en las manos de cada lector.

Respecto a cómo se gestó el libro, nos desveló que todo empezó porque cayeron en sus manos varias lecturas, que fueron tirando como de un hilo.  Llevaba tiempo pensando en el ascenso del nazismo y cómo se pudo llegar a eso.  Cómo es posible que una sociedad no especialmente violenta se convierta en fanática.  Y, por otro lado, también le interesaba el otro lado del totalitarismo, el de Rusia, con un Estado presente en todo y regulador de la vida, con una burocracia excesiva y una vigilancia endémica. Decidió unirlo.

Ella cree que la literatura es una buena forma para entender qué es lo que pasó y porqué pasó.  También para intentar no cometer errores semejantes, porque no estamos exentos de repetirlos.  Sus novelas no son históricas, ella elige una época y allí pone a los personajes.  Personajes que son cotidianos, gente corriente, que no trasciende más allá de su entorno cercano.  Y observa cómo gestionan sus sentimientos en esas situaciones.

Durante la conversación, Paloma Sánchez Garnica recalcó que no perdamos de vista que esto puede volver a pasar y que está ocurriendo en algunos lugares ahora mismo, países en los que hacen la vida muy complicada.  Por este motivo, ella es una defensora incondicional de la lectura.  Hay que defender la lectura, porque da la posibilidad de formar una sociedad libre, con criterio, difícilmente manipulable, con opinión, no vulnerable, ni frágil.

Su documentación ha sido básicamente la lectura, desde novelas actuales como «Las benévolas» de Jonathan Littell o «La octava vida» de Nino Haratischwili; hasta libros de entonces, donde puede descubrirse la sensación de vigilancia que padecían o el temor a que los fuesen a buscar.  Asimismo, encontró muchos diarios que le han ayudado a descubrir el día a día de personas que vivieron esos momentos.  Y ha consultado ensayos.   Su formación le ha servido para saber buscar la información que necesita.

Sinopsis

Cuando Yuri Santacruz asistió al nombramiento como canciller de Adolf Hitler, no podía imaginar lo mucho que cambiaría su vida en Berlín. Había llegado allí unos meses atrás, después de haber huido, junto con parte de su familia, de San Petersburgo, asfixiados por una revolución que los había dejado sin nada. A Yuri también lo privó de su madre y su hermano pequeño, a quienes las autoridades rusas no permitieron la salida del país.

Ya en Berlín, su sentido de la justicia lo impulsará a defender a un joven comunista agredido por las tropas de asalto de Hitler. Ese día, además, conocerá a su gran amor, Claudia. Su vida dará un giro inesperado, y la que hasta entonces había sido su máxima prioridad, buscar a su madre y a su hermano, será sustituida por otra más urgente en esos tiempos convulsos: seguir con vida.

Una gran historia de amor y guerra, de lucha y supervivencia. Una delicia narrativa.

Cuando el amor y la esperanza son más poderosos que el odio y la furia.

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Mi opinión 

Estructura

El libro se divide en varias partes:

  • Primera: «Berlín, 30 de enero de 1933»
  • Segunda: «Petrogrado (antigua San Petersburgo), 1921».  Dividida en 10 capítulos breves.
  • Tercera: «Berlín, 1933»
  • Cuarta: «Berlín, 1934»
  • Quinta: «Berlín, 1936-1939»
  • Sexta: «Moscú, septiembre de 1939».  Dividida en 15 capítulos breves.
  • Séptima: «Región de Kolimá, en gulag (campo de trabajos forzados soviético) Rusia oriental, Siberia, 1943-1944».  Dividida en 2 capítulos breves.
  • Octava: «Berlín, en el Führerbunker. Lunes, 30 de abril de 1945. 15.30 horas»
  • Novena: «Varsovia, amanecer del 5 de junio de 1945»
  • Décima: «Últimos días en Berlín… Mañana del lunes 15 de junio de 1945»
  • Undécima: «Suiza, verano de 1945»

La historia

«Últimos días en Berlín» pone el foco, en un período terrible de devastación y terror, en el amor.  Nos muestra que, incluso en ese infierno que vivieron muchísimas personas en los años treinta del siglo XX por culpa de los totalitarismos, siempre hay un espacio de luz, un sitio para la esperanza y para seguir viviendo.

El libro tiene como principal protagonista al amor, el amor en sus múltiples variantes. En primer lugar, porque existe un triángulo amoroso entre un hombre y dos mujeres, con una se trata de un amor pasional, imposible de frenar; con la otra es un amor sereno, basado en el respeto y la admiración.

Sin embargo, también nos encontramos con más tipos de amor: el infinito de las madres, el de los hijos hacia la madre, entre hermanos… Incluso hay hueco para la amistad verdadera, ese sentimiento tan poderoso que es capaz de darnos fuerza cuando más la necesitamos.

La vida del protagonista, Yuri, y de muchos de los personajes que le acompañan en estas páginas es de supervivencia, tratar de sobrevivir en una etapa histórica devastadora, marcada por los totalitarismos y las terribles consecuencias para las personas a las que les toca vivirlos.  El miedo marca cada paso o cada hecho que sucede, ya que se basan en el control y en el terror para controlar y mantener el poder.

Por tanto, es una novela de amor, amistad y de las consecuencias que tiene el totalitarismo en los individuos. Hay miedo, hambre y culpa.  Hay una serie de seres humanos que gestionan sus vidas en unas condiciones determinadas, con unos valores determinados.

Al mismo tiempo, en el libro se nos muestran las dos caras de una misma moneda. Por un lado, el ascenso del nazismo, explicando cómo pudo ocurrir aquello en una sociedad civilizada, no muy diferente de la nuestra actual. Por otro, la manipulación, el odio al diferente, el control de la propaganda y el porvenir del Stalinismo, la llegada del futuro y del socialismo, que siempre se estaba construyendo y no parecía llegar nunca.

En realidad, son dos extremos que llegan a ser similares porque condicionan la vida de millones de personas, utilizando unos instrumentos y una maquinaria parecidas, basados en el miedo.  La novela trata de profundizar en qué falló para que Europa y el mundo se vieran envueltos en una Guerra Mundial después de aquel 30 de enero de 1933.

Además, otro tema fundamental del libro es el papel de las mujeres.  A través de las dos protagonistas mujeres, contrarias y muy diferentes, vivimos la guerra y sus consecuencias.  Son ellas las que nos muestran qué pasa en la sociedad durante la misma, desde dos puntos de vista muy distantes, una es simpatizante nazi, completamente convencida por la propaganda; la otra se opone a la política de Hitler.  Y, también, vemos lo que sucede después de esa guerra.

A partir de 1945, con la entrada del Ejército Rojo en Berlín, la rabia de los soldados rusos tuvo como objetivo al noventa por ciento de las mujeres alemanas que, simplemente, intentaban sobrevivir solas en la ciudad.
En ellas, volcaron su resentimiento y su brutalidad, fraguada durante los cinco años de guerra.

Las mujeres tuvieron que asumir y normalizar aquella agresión.  Y, lo que es peor, callarse lo que vivieron, cuando los hombres (sus maridos, padres e hijos) comenzaron a regresar a sus casas.  No hay que olvidar que fueron ellas las que reconstruyeron Europa tras la Segunda Guerra Mundial, con una generosidad a menudo ignorada y no tenida en cuenta.

Los personajes

Yuri Mijáilovich Santacruz Filatov es el hijo mayor del matrimonio formado por Miguel y Verónika, padre español y madre rusa.  Su madre es la única que lo llama Yura y solo en ocasiones especiales. Sale de Rusia con doce años.  En el colegio de Madrid es un alumno ejemplar, aprueba los cursos con notas excelentes, pero no sabe o no quiere integrarse con el resto de los compañeros. Se vuelve solitario y desconfiado. Pasa gran parte de su adolescencia recluido en una preciosa y abarrotada biblioteca.

Ya adulto, va a trabajar a Berlín.  Su trato es amable, tiene un singular atractivo: alto, pelo castaño abundante y algo ondulado, la piel morena que resalta sus ojos grises, muy claros, gatunos, con largas pestañas negras.  Elegante y atlético, el equilibrio de sus facciones resulta perfecto, y su sonrisa, cautivadora. Es leal, discreto y conserva intactos sus ideales.

La señora Metzger es la casera de Yuri en Berlín. Frau Theresa Metzger es una viuda de origen prusiano que ha perdido a su marido durante la Gran Guerra. Vive de la pensión de viudedad, además del alquiler que percibe de su inquilino y de la renta de un local en una calle principal, que le alquila a un sastre de origen judío.  Vive con cierta holgura, sorteando la crisis.  Es de carácter dulde y sosegado, culta buena conversadora, amante de la música y gran lectora.

Siempre va impecablemente vestida y peinada. Tiene una voz melodiosa, formas exquisitas. Le gusta leer los periódicos de distintas tendencias con el fin de sacar sus propias conclusiones.

Ekaterina Santacruz, Katia (para todos) es la hermana de Yuri. A ella no le gusta la música, ni la lectura, le gusta jugar con una preciosa casa de muñecas.  Es la debilidad de su padre, el ojito derecho a quien consiente todo aquello que le pide.

La vieja Sveta Rudakova es una especie de bábushka dulce y rechoncha que invita al abrazo cálido, que ha renunciado a tener hijos propios para dedicarse a cuidar a los niños Santacruz.

Franz Kahler es un alemán camisa parda.  Es hermano de Claudia, tres años menor que ella.  Estudia ingeniería sin mucho éxito, es un botarate perezoso, toscamente impulsivo y superficial.  Su tendencia a rodearse de malas compañías lo está precipitando a una oscura deriva, hasta que se une a las tropas de asalto, con un buen sueldo. Es visceral y falto de autoridad. Se convierte en fiel y leal escudero de Ulrich.

Miguel Santacruz es español y el padre de Yuri. Llega a San Petersburgo en la primavera de 1906 para incorporarse como agregado de negocios en la embajada de España en la Rusia zarista.  Es diez años mayor que su mujer, de la que está perdidamente enamorado.

Verónika Olégovna Filátova es la madre de Yuri Santacruz.  Es alta, esbelta, su cuello es largo como el de un cisne, la piel blanca nacarada, los ojos grises, muy claros, grandes, rasgados, de mirada brillante.  También es alegre y vital, de sus labios emana una sonrisa serena, plácida, contagiosa.  Es la única hija de un próspero comerciante de Rostov del Don.  Está dotada de una voz deliciosa, potente y dulce a la vez.  Suele canta a coro con sus hijos.

Oleg Borísovich es el padre de Verónika.  Es un próspero comerciante.  Simpatiza con las ideas del partido liberal ruso, que pretende más libertad y una constitución como base para desarrollar un sistema parlamentario similar al de Occidente.  Aunque lo suyo no es la política, sino la economía.

Olga Ivánovna es la mujer de Oleg y madre de Verónica.  Es una mujer inteligente, amante de la música y de los libros, dedicada en cuerpo y alma al cuidado y educación de su hija, para la que quiere elegir un buen marido acorde a su categoría social.

Nikolái es el hermano de Yuri, un año menor y el segundo hijo del matrimonio.  Le llaman Kolia. Se llevan muy bien entre ellos, comparten juegos y el gusto por la música, las artes y la lectura y el aprendizaje de otros idiomas.  Además de ruso y español, los dos hermanos aprenden casi a la perfección francés y alemán.  De adulto, es un poco más bajo que Yuri y se parece a su padre físicamente.

Sasha es el hermano más pequeño de la familia.  Llega al mundo en una noche de perros de febrero de 1917.

Valka es el chófer de los Santacruz.  Es el único miembro del servicio, junto con Sveta, que se mantiene con la familia, auxiliándolos en más de una ocasión.

Petia Smelov es el médico de la familia, amigo de Miguel Santacruz desde su llegada a San Petersburgo, tienen la misma edad, se casan el mismo año.  Ha asistido a cada uno de los partos de Verónika y ha atendido y tratado todas las dolencias, enfermedades y complicaciones de los Santacruz. No ha podido cumplir su deseo de ser padreNadia Galaktiónova es su mujer.

Varlam es el comisario del comité de vecinos en el edificio en el que viven los Santacruz. Hay que darle todo tipo de explicaciones de lo que entra y sale del edificio, de quién sube y quién se va.  Él y su esbirro son la ley y la justicia.  Su voz es gutural, ronca de alcohol y tabaco.

Anatoli Serguélevich Golovnia es el comisario jefe de apenas veinte años en el Smolny, ahora la sede del aparato local del Partido Comunista.  En sus sótanos se han habilitado celdas para los detenidos.  Sus cejas son negras y pobladas.

La camarada Galina es la mecanógrafa que está junto al comisario jefe.

Erich Villanueva es el hijo de un buen amigo de Miguel Santacruz, que trabaja en la cancillería española. Se convierte en secretario de comunicación de la embajada de España en Berlín. Allí Yuri trabaja con él. Nacido en Berlín, de padre español y madre alemana.  Mantiene la apostura de su juventud, algo y corpulento, pelo negro abundante y pegado al cráneo con fijador, nariz pequeña, labios finos y una mandíbula potente, ojos de color azul acerado heredados de su madre.

Su español es rudo, con un fuerte acento.  Dotado de una risa sonora, tiene don de gentes y muy buena conversación, sabe escuchar y hablar sin importunar, y es muy atento.

Krista es la hija de la señora Metzger.  Es licenciada en Medicina. Reside en Múnich, como ayudante en una prestigiosa clínica maternal con la idea de terminar su doctorado en la especialidad de ginecología y obstetricia.  Se opone totalmente a las políticas que Hitler intenta imponer a través del aparato mediático.

El señor Gustav Ross es un atildado sastre de origen judío, que regenta una elegante tienda de ropa de caballero Ross & Company.  Goza de gran prestigio entre lo más ilustres de la sociedad berlinesa.  El local donde trabaja se lo alquila la señora Metzger, es su inquilino. Confecciona trajes de temporada de un corte perfecto, siempre utilizando telas de la mejor calidad, camisas de impecable hechura y las últimas tendencias.  Es de pequeña estatura, muy delgado, siempre elegantemente vestido, distinguido, educado, culto, muy refinado.

El señor y la señora Rothman son los vecinos del primero izquierda de la señora Metzger.  Es un matrimonio encantador de origen polaco que regenta una exitosa panadería y confitería en el bullicioso bulevar de Leipzigerstrasse. Cruzarse con Lili Rothman supone embriagarse del dulce aroma a pan recién hecho.  Es una mujer risueña que posee un don especial para la repostería, de sonrisa permanente, pupilas brillantes, de rostro grato y maneras amables.

Tienen dos hijos: Bruno, de dieciséis años, y Ernestine, que acaba de cumplir los dieciocho y que lleva dos años trabajando con sus padres.

Frente a ellos, viven el señor y la señora SiegelHerr Siegel es catedrático de Filosofía y lleva tres décadas dando clases.

En la segunda planta, vive la señora Angela Blumenfeld, hija de un gran industrial.  Oculta su verdadera edad y es soltera porque no se fía de las buenas intenciones de ningún hombre.  Es un alma solidaria de carácter apacible que hace punto junto a la ventana y siempre despliega una sonrisa cordial a sus vecinos.

En la tercera planta, residen los Bauer un matrimonio de ancianos que llevan más de medio siglo juntos y que, de vez en cuando, se ven invadidos por una bandada de nietos, alegres y ruidoso.

Peter von Duisburg es hijo de un miembro de las escuadras de protección, las llamadas SS, una especie de policía privada de Hitler, quien lo considera como un hijo.

Brenda es la criada de la señora Metzger, tiene cuarenta y cinco años.  Es muy efectiva en su trabajo y deja todo al gusto de su jefa.  Pero es una cotilla y le gustan los chismorreos, en todo se mete, de todo se quiere enterar. El mal ajeno le provoca un perverso deleite.  Es el motor de su casa.

Lukas Kube es el marido de Brenda. Se apunta a las tropas de asalto al servicio del Führer.  Es un hombre de carácter débil y fracasado que suele ahogar su frustración con la cerveza, whisky o coñac.  Es incapaz de afrontar la verdad frente al fuerte carácter de su esposa.

Brenda y Lukas tienen dos hijos: Ilse, de dieciocho años y que tiene el mismo carácter pusilánime que su padre. Y Rudi, de dieciséis, un chico consentido, maleducado y camorrista que se encara con su padre y al que a su madre le cuesta cada vez más controlar.  Es compañero de Bruno Rothman en el colegio.

Axel Laufer es el hijo del farmacéutico de Kronenstrasse.  Es un ser pacífico y tranquilo.  Se ha criado en la farmacia, aun así, desde niño sabe que lo suyo no son las fórmulas magistrales.  Le gustan las humanidades en general. Va a licenciarse en Filosofía con un expediente académico extraordinario. Tiene previsto doctorarse y llegar a obtener una cátedra para ejercer la docencia en la universidad. Es un comunista convencido.

Dora Laufer es la madre de Axel. Es muy buena costurera, hace arreglos para una tienda de postín, y confecciona encargos a clientas particulares. Es buena amiga de la señora Metzger.  Dora ha sido el paño de lágrimas en el que se refugia la viuda durante el durísimo período de luto que sigue a la desaparición de su marido en la guerra, y a su vez, Theresa resulta fundamental para Dora en el cuidado de Axel cuando, de niño, no puede atenderlo por exceso de trabajo.

Julius Laufer es el padre de Axel y marido de Dora. Regenta una célebre farmacia.  Elabora sus propios medicamentos, además de preparar fórmulas magistrales prescritas por los médicos para cada paciente.  Es hábil en la mezcla de los químicos.  Ni la edad ni las grandes decepciones le han hecho cambiar y sigue siendo extremadamente confiado.  Junto con su mujer, forman un matrimonio de personas buenas por naturaleza y solícitos vecinos.

Fritz Siegel es el hijo de los vecinos del primero. Es un hombre alto, delgado, algo desaliñado, gafas redondas con montura de pasta y un bigote ralo y claro, el traje grande, la chaqueta y la gabardina desabrochada, algo arrugada la camisa y el nudo de la corbata caído, el sombre inclinado hacia atrás.  Es un tipo interesante y divertido.  Ha estudiado Derecho, pero trabaja como periodista. Su compromiso y habilidad para obtener información le abren camino en la redacción.  En sus artículos informa del peligro del nazismo.

Nicole Friedman es la encantadora esposa de Fritz.  Es una norteamericana locuaz, independiente, avezada, que trabaja como fotógrafa de una revista de moda.  Hacen la pareja perfecta.

Ulrich Von Schönberg es un joven recién casado que vive también en el edificio de la señora Metzger, en la puerta de enfrente de Angela Blumenfeld. Es un oficial de las SS hecho a imagen y semejanza de su padre (un tipo inteligente y calculador), que es capaz de vender a su madre para obtener un puesto.  Una mezcla de arrogancia, mediocridad y astucia. Ha medrado por ser hijo de quien es, es ayudante personal de Himmler.

Tiene el pelo muy rubio y largo, excepto el rapado de la nuca y por encima de las orejas. Es alto y delgado, el rostro cuadrado y rudo, los ojos grises saltones y muy abiertos. También es astuto y paciente.

Friedrich von Schönberg es el padre de Ulrich. Es un hombre alto, de hombros anchos, fornido, de unos cincuenta años.  Tiene los ojos grandes, de un azul intenso, el pelo muy rubio, rapado por encima de las orejas y en la nuca, los labios finos y pómulos salientes, lo que le da un aspecto hostil.  Su pose es soberbia. Es un pez gordo del SD, el servicio de inteligencia de las SS, un tipo con mucho poder, muy cercano a Himmler y a Hitler. También es un nazi convencido y un anticomunista furibundo. Su mujer es Hilda.

Hans Litten es el único abogado que ha osado llamar como testigo al mismísimo Hitler. Tiene aspecto de joven intelectual, gafas redondas, pelo oscuro con grandes entradas, terno gris y una corbata de vistosos colores. Es judío.

Voker Finckenstein colabora con Villanueva, se trata de una relación contractual privada, basada en la lealtad y en la honestidad mutuas.  Es un hombre elegante, con mucha clase y don de gentes.  Habla varios idiomas y tiene un encanto especial. Pertenece a una adinerada familia de Ginebra, aunque, a consecuencia de graves desavenencias con su padre, se ha quedado fuera del negocio familiar.

Claudia Kahler es la hermana de Franz y la joven esposa de Ulrich. Tiene una belleza extraña, una combinación de fuerza y delicadeza; su cara redonda, de facciones perfectas, los labios carnosos y rosados, cuando sonríe resaltan los dientes blancos y bien alineados. Destaca la luz de sus grandes ojos de un verde intenso, casi transparente.  Surte una atracción magnética, imposible despegar los ojos de aquel rostro perfecto, de su cuerpo voluptuoso, de la sensualidad de sus hombros y la sinuosa línea de la espalda.

Herbert y Erika Kahler son los padres de Claudia y Franz, mediocre cardiólogo él y ambiciosa clasista ella. Ella ha trabajado como funcionaria del servicio postal.

Vadim Sokolov es un hombre ruso, alto y corpulento, pelo rubio muy corto, ronda los cuarenta años.  A Yuri se lo presenta Villanueva en Berlín. Es un hombre taimado y discreto.

Sarah Stein es la nueva criada de la señora Metzger.  Es una chica judía de diecisiete años e hija de un conductor de tranvía que se ha quedado sin trabajo.  Es la mayor de seis hermanos, su madre (Regina Stein) tiene una salud delicada con problemas de corazón que le impiden hacer grandes esfuerzos. Aprende rápido, es cumplidora, limpia, leal y muy puntual, no le importa la dureza del trabajo.  No es ni guapa, ni fea, de baja estatura, algo regordeta, piernas cortas y mucho pecho.  Lleva una gruesa trenza.  Tiene los ojos grandes y negros, una sonrisa grata, afable y sincera.

El doctor Greenstein es el mentor de Krista en la clínica de Múnich.  Es un médico judío de más de treinta años de experiencia y miles de partos a sus espaldas.

Lotte Schulze es la novia de Bruno Rothman. La joven es alta y algo desgarbada.

El doctor Albert Dressel es el director de personal del Hospital de la Charité. Es un hombre fornido, de cabeza grande, pelo cano muy corto. Viste una bata blanca impoluta. Su expresión es fría, distante, con gesto adusto.

La doctora Ana Hotzfeld dirige el Departamento de Ginecología del Hospital de La Piedad de Berlín. Es una mujer muy alta, delgada, de hombros anchos igual que su rostro, sus rasgos tiene una extraña mezcla de dulzura y fortaleza.  Morena, pelo muy corto, risueña y de maneras afables, ronda los cuarenta años.

Benjamin Neumann es un húngaro, de origen judío afincado en Berlín, hábil, leal y discreto.  Lleva las cuentas como contable de Villanueva y de Volker. Los tres hacen un buen equipo.

Martin Ritter es un abogado, pertenece al partido nazi desde hace dos años y cuenta con muy buenos amigos entre altos cargos. Algunas de sus defensas han recibido toques de atención. Reivindica su derecho al ejercicio de la profesión. Es menudo, calvo, tiene la mirada de un cuervo detrás de los cristales de unas gafas de pasta oscuras que engrandecen sus ojos pequeños y muy grises.  También es blanco de piel y muy delgado.

Fräulein Langefeld es la supervisora del campo de Ravensbrück.

Herta es una de las guardianas del campo de Ravensbrük.  Es una chica de unos veinte años, rubia y risueña a pesar de su traje de chaqueta gris que endurece su aspecto.

Mirna es la niñera de los hijos de Claudia: Hans y la pequeña Jenell.

Evgenia Fiódorovna es una guardiana en una comisaría de Moscú. Juega un papel importante en la vida de uno de los personajes.

Sonia Vasilevna es la mujer de Kolia.  Tienen dos hijos, Larisa y Sasha.  Ella es una belleza georgiana, morena de ojos claros, alta y bien formada. Sus ojos parecen velados de una profunda tristeza incluso cuando sonríe.  Es compresiva y de buenos sentimientos.

Yevdokia Tiviérzina es la asistenta de Kolia y Sonia. Es una ucraniana adusta y brusca.

Liovka Vasilevich es el hermano de Sonia y compañero de Kolia en el reformatorio, se convierten en amigos y aliados inseparables.  Es un georgiano alto y desgarbado, fuerte como un roble, con una personalidad arrolladora. Es buen chico, buen estudiante, buen hijo y hermano.

Lavrenti Beria es vecino de Liovka, un hombre de apariencia anodina y expresión severa. Es nombrado miembro del Comité Central y comisario.

Vasili Blojín es instructor, uno de los investigadores más audaces, crueles e inhumanos, el más experto en las distintas habilidades para tratar a los detenidos y sacarles toda la información.

María Petrovna es otro de los personajes, de la que no voy a contaros mucho.  Es una adolescente de facciones curtidas a base de luchar por sobrevivir.

Tania Kárlovna es una bendita mujer, que vive en una pequeña dacha de madera muy acogedora, limpia y cálida, a una hora del centro de Leningrado.

Zarek Symanski es un ingeniero polaco, catedrático en la Universidad de Varsovia. En un momento determinado, se cruza en la vida de Yuri.

Angelina Malskaya es una doctora de voz dulce, de rostro limpio y sonriente.

Los Wiltt se trasladan a un piso en el edificio protagonista de Berlín.  El señor Witt es magistrado, y su esposa Gerda es muy amiga de Erika Kahler, la madre de Claudia. Tienen una hija, Rita.  Los tres son absolutamente insoportables, mohínos y malencarados. La chica es muy poco agraciada, rolliza y con mucho pecho sobre el que caen sus gruesas trenzas rubias.

Isabel es la prima de Angela Blumenfeld.

El teniente Makárov es judío y habla alemán. Es alto, muy rubio, delgado, afeitado y con aspecto aseado.

Musya Kuznetsova es una soldado rusa, ayudante de un teniente. Es muy joven, apenas veinte años, de origen bielorruso. Es lista y resolutiva. En principio, se ha alistado en el ejército soviético como mujer de campaña.

 Konstatin Rokossovski es un mariscal.

Los lugares

Berlín es el escenario principal de la novela.  Visitamos: Friedrichstrasse, la Puerta de Brandeburgo, Pariser Platz, Wilhelmstrasse, Mohrenstrasse, la Kurfürstendamm (la calle principal del Westend), el bullicioso bulevar de Leipzigerstrasse, Kronenstrasse, Alexanderplatz, el Reichstag, Ópera Kroll (junto a Königsplatz), la estación de Friedrichstrasse, la prisión de Spandau, el parque de Tiergarten (una arboleda en el corazón de la ciudad).

También los sótanos de Hedemannstrasse, Taubenstrasse, la Unter den Linden, Bebelplatz y el edificio de la Universidad Friedrich-Wilhelm, Grikanstrasse, Hospital de la Charité en el distrito de Mitte, el Hospital de La Piedad en el Scheunenviertel, Tiergartenstrasse, los cinco locales del Eldorado, Wilhelmstrasse, la cancillería del Tercer Reich, la prisión de Moabit, Alexanderplatz, la Columbia-Haus, la cárcel de Tegel.

Y el Cementerio de los Inválidos, Kurfürstendamm, el Hotel Adlon, el barrio de Pankow, Karlplatz, el barrio de Charlottenburg en Leibnizstrasse, Prinz-Albrecht-Strasse; Marienstrasse; Hofjägerallee.

También, aparecen otros lugares de Alemania:

  • Múnich y la clínica Lemman.
  • Heidelberg.
  • Hamburgo.
  • Dahlem.
  • Mittenwald.
  • La Selva Negra.
  • Dachau.
  • Bremerhaven.
  • El campo de Ravensbrück.
  • Sachsenhausen.
  • Potsdam.
  • Campo de Buchenwald.

Rusia es otro de los países protagonistas.

San Petersburgo – Petrogrado- Leningrado: la embajada de Noruega, el Grand Hotel Europe de Nevski Prospekt, el Instituto Smolny (cuartel general bolchevique), la estación Finlandia.

Moscú: el hotel Metropol, las murallas rojas del Kremlin, el puente Bolshói Kámenni, el río Moscova, los edificios del Kremlin, las cúpulas doradas de la catedral de Cristo Salvador, la cárcel Butyrka, la plaza Lubianka, Casa Griboiédov (antiguo palacio de un aristócrata prerrevolucionario), la estación Belorusski.

Otros lugares de ese país que aparecen en el libro son:

  • Rostov del Don, cerca del mar de Azov.
  • Siberia.
  • El campo de tránsito de Magadán.
  • Vladivostok.
  • Kaliningrado.
  • Katyn, cerca de Smolensk.

Y, otros escenarios destacados en el libro son:

  • Madrid, en España: la calle de la Princesa (luego renombrada como de Blasco Ibáñez), la estación del Norte, el Cuartel de la Montaña.
  • Suiza, Ginebra, Berna, Brienz, Interlaken y las orillas del Brienzrsee,
  • Polonia, Varsovia y Auschwitz.

Se mencionan Southampton, Nueva York y la Universidad de Columbia, Palestina, Washington, Marruecos, Sevilla, Japón, Austria, el sur de Inglaterra, Barcelona, Checoslovaquia, Gran Bretaña, Francia y París, Washington, Tiflis en Georgia, Australia, Nueva Zelanda, Canadá, Finlandia, Minsk, Kiev y Ucrania, Prusia Oriental, la calle de Hatsuk (pueblo de Bielorrusia) y Budapest.

Referencias 

Hechos históricos:

  • Desfile de antorchas para celebrar el nombramiento de Adolf Hitler como nuevo canciller de Alemania.
  • La guerra en Rusia desde 1914.
  • La revolución del pan en Rusia en 1917.
  • Revolución bolchevique de octubre de 1917. La abolición de la propiedad privada y la política de los Kommunalki.
  • Ejecución del zar Nicolás II y la familia imperial Románov en 1918 en Rusia.
  • Final de la dictadura de Primo de Rivera y la proclamación de la República en España.
  • Reconocimiento de la Unión Soviética.
  • Gran Guerra.
  • Las deudas que recayeron sobre Alemania con la firma del Tratado de Versalles en junio de 1919, al final de la guerra.
  • Juicio del Tanzpalast Eden contra varios miembros de las SA.
***
  • República de Weimar.
  • Putsch de Múnich, el intento de derrocar el gobierno de Baviera que tuvo lugar en noviembre de 1923.
  • Incendio del Reichstag el 27 de febrero.
  • El partido nazi gana las elecciones. Concesión de facto a Hitler del poder absoluto, quien acumulaba el poder apoyado por un solo partido.  Constitución del Parlamento el 24 de marzo de 1933.
  • La República española. Posteriormente la multitud de grietas abiertas en la frágil estructura social, política y económica.
  • El Tercer Reich.
  • Leyes contra los judíos en Alemania.
  • La galopante devaluación del marco alemán de 1922.
  • El desplome de Wall Street de 1929.
  • El asesinato de Kirov.
***
  • Las leyes de Núremberg en septiembre de 1935.
  • Alzamiento militar en España.
  • Las Olimpiadas en Berlín y la participación de Jesse Owens, un corredor norteamericano de color.
  • Madrid sitiada por las tropas de Franco. La resistencia de Madrid por la ayuda que recibieron los republicanos de Stalin. Guerra de España convertida en competición entre Hitler y Stalin.
  • Noche de los cristales rotos, Kristallnacht.
  • Tratado de no agresión entre Hitler y Stalin.
  • La entrada de Hitler en Polonia, la brutal y rápida invasión de Polonia.
  • Declaración de guerra de Gran Bretaña primero, seguida de Francia, Australia y Nueva Zelanda a Hitler.  Y la unión a los pocos días de Canadá.
  • La invasión por parte de la Unión Soviética de territorios de Polonia y posteriormente de Finlandia.
  • La barbarie desatada por el ejército soviético en la Prusia Oriental.
***
  • El fallido atentado contra Hitler.
  • El suicidio de Hitler.
  • La entrada de los rusos en el Parlamento alemán y la colocación de la bandera roja en la parte más alta.
  • El pillaje de las hordas de soldados rusos por las calles.
  • El hambre después de la guerra.
  • La sangrienta batalla de Stalingrado.
  • Gran Guerra Patria.
  • La rebelión de la resistencia polaca, que se saldó con la muerte de cientos de miles de civiles polacos, la mayoría ejecutados, y con la destrucción hasta los cimientos de gran parte de la ciudad.
  • La división de Berlín en sectores.

Personajes históricos:

  • Adolf Hitler; Primo de Rivera; Stalín; Himmler; Hans Litten; Hindenburg; Trude Mohr; Magda y Joseph Goebbels, ministro de Propaganda; Marinus van der Lubbe; Clara Campoamor, una de las tres mujeres diputadas elegidas a Cortes constituyentes en junio de 1931; Ernst Röhm; Kirov, secretario general del Comité del Partido Comunista; Reinhard Heydrich, jefe de la Gestapo; Casares Quiroga; Martínez Barrio; José Giral: embajador español Agramonte en Berlín; Franco; embajador Antonio Magaz; Marga von Etzdorf; Ernst vom Rath; Johanna Langefeld; Molotov; Ribbentrop; Lenin; Chamberlain; comisario Lavrenti Beria; Vasili Blojín; Mussolini; el mariscal Zhükov; Churchill; Eva Braun; el doctor Gebhardt; el doctor Morell; Konstantín Rokowwovski; el embajador español, Ángel Sanz Briz, que salvó a miles de judíos húngaros; Primo de Rivera.

Música:

  • El Horst Wessel Lied, canto patriótico del Partido Nacionalsocialista de Alemania.
  • La canción de Kalinka.
  • Un piano Bechstein.
  • So order so ist das Leben de Brigitte Horney.
  • Bach.

Entidades, instituciones, ejércitos o asociaciones: 

  • Las SA, Sturmabteilung, las famosas tropas de asalto en la Alemania de Hitler; la Cheká, policía secreta rusa creada a finales de 1917; la embajada de España en Berlín, las Juventudes Hitlerianas; el SD, el servicio de inteligencia de las SS; las SS, Schutzstaffel, una élite racial, guardaespaldas de la SA; el Reichstag; la Universidad de Múnich; el Partido nacionalsocialista, el NSDAP o partido nazi; la Luftwaffe; Partido Nacionalsocialista de Hitler; la Liga de Muchachas; Prinz-Albrecht-Strasse, cuartel general nazi; los Deutsches Jungvolk, la sección infantil de las Juventudes; Asociación de Mujeres Nacionalsocialistas; la Lubianka; el NKVD, el Comisariado del Pueblo para Asuntos Internos; la embajada de Estados Unidos en Berlín; Napolas, escuelas de élite en Alemania; Banco de España; Komsomol; el Comité Central; Komintern; el Ejército Rojo; la Volkssturm, la llamada «tormenta del pueblo», una milicia de viejos combatientes; Wehrmacht; la Waffen-SS; Cruz Roja; la Fekdgendarmerie; la 12ª divisón Panzer Hitlerjugend.

Prensa:

  • El Morgenpost.
  • Berliner Tageblatt.
  • Frankfurter Zeitung.
  • Der Stürmer.
  • Wölkischer Beobachter, diario oficial del nacionalsocialismo.
  • Münchener Post, un periódico con una línea editorial muy crítica con Hitler.
  • Pravda.

Libros y Literatura:

  • Mi lucha, Mein Kampf, el libro de Hitler.
  • Los amigos de Voltaire de Evelyn Beatrice Hall.
  • Anna Karenina de Tolstói.

Vehículos:

  • Packard.
  • Opel Laubfrosch.
  • Adler descapotable.
  • Mercedes Benz Mannheim Cabriolet descapotable.
  • Ford.
  • Lincoln.
  • Un elegante Rolls-Royce.
  • Bantam BRC-40, uno de los muchos vehículos que el ejército ruso había recibido de Estados Unidos para vencer al temido nazismo.
  • Un Studebaker US6.
  • Todoterreno GAZ-67.
  • Un Hispano-Suiza.
  • Una vieja Ural M-72.

Tabaco:

  • Paquete de R6.
  • Los Ideales.

Pasaporte:

  • Pasaporte Nansen.

Autores:

  • Karl Marx; Freud; Stefan Zweig, Hemingway; H.G. Wells; Helen Keller; el poeta Heinrich Heine.

Cámaras:

  • Kodak.
  • Cámara de 35 mm Leica.

Enfermedades o afecciones:

  • Tifus; esquizofrenia; epilepsia; psicosis maniacodepresiva; la enfermedad de Huntington; Alzheimer; septicemia generalizada.

Premios:

  • Nobel.

Cine:

  • Marlene Dietrich.

Dirigible:

  • Dirigible Hindemburg.

Aviones:

  • Junkers alemanes.

Comercio:

  • Ross & Company.
  • La tienda de música Weill.

Pluma:

  • Montblanc.

Pistolas:

  • Walther alemana.

Demonios:

  • Mefistófeles.

Drogas:

  • Cocaína.
  • Pervitin.
  • Eukodal.
  • Morfina.

Mitología:

  • La caja de Pandora.
  • Dios Odín.

Bazar:

  • Bazar Gostiny Dvor.

Fiestas y celebraciones:

  • El Primero de Mayo, la fiesta grande de los trabajadores celebrada con fiesta nacional en toda la URSS.
  • Navidad y Año Nuevo.

Minas:

  • Mina de Kolimá.

Búnker:

  • El Führerbunker.

Reloj:

  • Un Lange Shöne.

Antibióticos:

  • Sulfamidas.

En resumen… «Últimos días en Berlín»

¡Me ha encantado! Me he metido tanto en la historia, en la vida de los personajes, que me está costando empezar una nueva lectura.  En algún momento, tendré que soltarla, dejarla ir, tal y como hace Paloma Sánchez Garnica con sus personajes, una vez que ha terminado definitivamente la obra, y ellos van desapareciendo poco a poco, ya silenciados.  Pero, me va a costar, me ha gustado desde la primera página hasta el final, me ha emocionado, me ha conmovido, me ha entretenido, me ha atrapado, sinceramente, y no he sido capaz de resistirme.

Me ha parecido del máximo interés el periodo histórico en el que se mueven los personajes.  Me ha apasionado descubrir cómo el nazismo, con todos sus sinsentidos y crueldad, fue capaz de triunfar y llevar a todo un país a ese estado incomprensible.  Tiene razón la escritora, era una nación civilizada, no tan distante de nuestra realidad, aunque podamos pensar otra cosa.  Y, eso, te obliga a reflexionar.

¿Cómo es posible que el fanatismo se extienda en una sociedad de ese modo? ¿Cómo se puede asimilar el odio que el poder va transmitiendo?

«El problema es que nos estamos dejando arrebatar todos los instrumentos para conseguirlo.  Han borrado del mapa al disidente, al crítico, al opositor; la propaganda está encadenando las mentes más lúcidas con un mensaje monótono, simple, insistente, suscitando desde la absoluta indiferencia hasta la peligrosa insensibilidad, cuando la reacción normal debería ser repugnancia y rebelión» (página 239) 

Además, en esta misma lectura conocemos también la Rusia de la revolución (demoledora para la clase acomodada):

«Convertidos en enemigos del pueblo, tildados de burgueses altivos y egoístas, acusados y sentenciados como delincuentes por el solo hecho de pertenecer a una clase social» (página 21) 

Y la época de Stalin.  Otro totalitarismo, otra sinrazón, paradójicamente, no tan condenado como el nazismo.  Es imposible olvidar que Stalin no pagó por sus crímenes, no tuvieron consecuencias.  El Estado estaba en todo, controlaba cada paso, siempre prometiendo una mejor calidad de vida, un futuro más próspero que nunca se hacía realidad para los ciudadanos.

Respecto a la revolución bolchevique, hago un inciso. Es curioso porque, justo antes de este libro, leí «Zuleijá abre los ojos» de Guzel Yájina (no he hecho reseña porque no tomé notas), la historia desgarradora de una joven en la Rusia de los años 30.  En 1930, el Ejército Rojo expropia los bienes de los Kulaks, pequeños terratenientes como su marido, para implantar la colectivización de la agricultura. Tras un larguísimo viaje, Zuleijá llega a Siberia Oriental, y allí, en ese territorio inhóspito, es donde se hace dueña de sus decisiones y su porvenir.  No dejéis de leerla.

Como os decía, no estamos exentos de que regímenes así vuelvan a aparecer porque, además, nunca se han ido del todo.  Y eso es realmente preocupante.  De hecho, leyendo los principios de la propaganda de Goebbels (van apareciendo en los distintos capítulos) he tenido escalofríos, me ha turbado notar que ahora mismo se siguen aplicando, encajan con la actualidad.  Este punto ha llamado poderosamente mi atención y ha hecho saltar mi luz de alarma.

¡Ay! ¡El miedo!  Esa es la herramienta de los totalitarismos. El miedo que se va instalando poco a poco, que se va colando a base de frases hechas, de ideas reiteradas, simples pero eficaces. Eso mueve hacia comportamientos inesperados, el temor a quedar excluido del grupo, del resto, de la mayoría.  Además, esa exclusión tenía unas consecuencias terribles y muy duras. Podía suponer la detención o acarrear problemas en el trabajo, en la convivencia con los vecinos. Y, aún peor, complicar la existencia también a los seres más cercanos. Un espanto, vamos.  No podemos saber lo que haríamos cada uno ante ese panorama.

En definitiva, el nazismo supo divulgar unos mensajes muy básicos pero muy efectivos.  ¡Cuidado!

Desgraciadamente, los totalitarismos crean y generan monstruos, convierten a personas buenas en seres sin corazón, autómatas arrastrados por esos instrumentos creados por el poder.  Por supervivencia, están obligados a estar dentro de la maquinaria del terror, sin opciones para elegir.  El miedo es el mecanismo que emplean los líderes para dividir.  Y ahí entra el terrible concepto de delación, acusaciones y denuncias, incluso dentro de una misma familia.  Se acusa al padre, al hermano, a quien sea necesario.

Por esto, hay varios episodios durísimos en el libro.  Hay que leerlos, aunque sea con un gran nudo en la garganta.  El diálogo entre hermanos es un pasaje que hay que digerir poco a poco.  Y sobre todo, hay que acercarse al mismo sin juzgar, tratando de entender, de comprender la razón de algunos comportamientos.  Como dice la autora, no hay que justificarlos, pero sí intentar buscar la causa de ese modo de proceder.

Asimismo, he disfrutado con el triángulo amoroso de los protagonistas.  Un hombre entre dos mujeres, completamente diferentes en todos los aspectos.  Parece increíble, pero sí.  En medio de todo ese espanto, de esa destrucción, hay lugar para el amor. El ser humano se crece en la adversidad, está demostrado: se enamora o hace amigos en las condiciones más extremas.

«El amor y la esperanza son infinitamente más poderosos que el odio y la furia»

Son dos amores, uno pasional, otro más sereno. El primero es con Claudia, una mujer nazi, esposa de nazi, hija y hermana de nazis, convencida de que el nazismo es lo mejor para su patria. El segundo con Krista, una alemana, profesional, médico dedicada a la ginecología, que quiere ejercer su profesión, que quiere doctorarse y que está en contra de la política de Hitler.  Uno es irracional, el otro medido, pero ambos son importantes para Yuri.  Ambas evolucionan y también la relación lo hace.

Y luego está él, Yuri. Es un hombre atractivo, con principios, con ideales, leal y comprometido, que sabe controlar sus emociones cuando debe hacerlo (salvo cuando hablamos de amor), es valiente, apasionado, cabal, reflexivo, firme en sus convicciones, fuerte y tierno.  No es extraño que se enamoren de él.  Su vida se complica demasiado pronto y arrastra un pasado que parece arduo, hasta que llegamos a su presente.

Sin embargo, no es perfecto.  Con su padre, probablemente no es justo, no llega a comprender su reacción, su respuesta ante los acontecimientos.  Aunque me encanta que no renuncia a su familia, a las personas que ha ido perdiendo por diversos motivos (trato de desvelar lo menos posible). En su favor, diré que no pretende hacer daño, pero no siempre es posible aceptar el destino.

Admiro el papel de las mujeres después de la guerra, que la escritora nos enseña.  En la charla de la que os he hablado en «Curiosidades», nos indicó que fue para ella muy importante el libro «Anónima. Una mujer en Berlín».  Es el diario de una mujer nazi, periodista, que empezó a escribir al comienzo de la guerra. Recopiló las barbaridades que ocurrieron en la retaguardia, en un Berlín devastado y sólo habitado por mujeres cuando entró el Ejército Rojo, con el fin de que no se perdiesen. Cuando su marido regresó del frente, ella se lo enseñó y él la rechazó.

Esas mujeres tuvieron que normalizar la tragedia, aparcar todo lo que ellas habían sufrido, apoyándose entre ellas.  Y tuvieron que guardar silencio para recibir a los hombres vencidos y humillados. Fueron las encargadas de reconstruir sus vidas, las calles, las ciudades… Tuvieron que olvidar sus desgracias y levantar un país desde la nada y con penurias, como el hambre o la escasez.  Lo consiguieron.  ¿No es increíble?  Está claro que, con frecuencia, equivocamos nuestros héroes y referentes.

Y, hablando de mujeres, hay que destacar el amor infinito de las madres.  Por ejemplo, la madre de Yuri da tantas lecciones de amor en el libro, que te conmueve, que te estremece por su generosidad y entrega.  No hay amor más fuerte, no hay perdón más sincero, no hay entrega que pueda compararse.  Es tan sólido que parece imposible que pueda existir.

Sin ninguna duda, como ha dicho la autora, la resistencia del hijo, de Yuri, está en los principios morales inamovibles que aprende de su madre, en esa educación que le da, con cariño y ternura, en esa primera etapa de la infancia.

Adoro la forma de escribir de esta escritora.  Está claro que se ha documentado muchísimo.  Y esa base le sirve después para escribir con rigor y de una forma sencilla, pero cuidada y con gancho.  Se nota que le apasiona el tema sobre el que escribe, que le interesa transmitir una serie de ideas y destacar una serie de mensajes que, sin ninguna duda, calan en el lector. Me parece remarcable cómo te ayuda a ponerte en el lugar de los personajes y a llegar a comprender sus actuaciones y decisiones.

También quiero subrayar que ella no se prepara nada cuando empieza a escribir una novela, no tiene argumento, ni esquema, ni hilo conductor, ni el final.  Solamente necesita tener tiempo por delante.  Me resulta maravilloso que ella se deja llevar, es como si los personajes le estuviesen contando su historia.  Se trata de ir conociéndolos.  Es dueña de la novela y de los personajes.  Lo que más le cuesta son los comienzos, los primeros pasos.

Creo que tiene razón Paloma Sánchez Garnica cuando afirma que es necesario que la sociedad tenga una base de humanidades, que pueda conocer su pasado. Es fundamental tener una base cultural para poder tener un diálogo con ese pasado.  Hay que conocer lo que ocurrió para no cometer los mismos errores. Con la lectura, un instrumento a nuestro alcance, los lectores pueden convertirse en ciudadanos libres, con criterio, con opinión y difíciles de manipular. Ahora mismo, la cultura está al alcance de todo el mundo y debemos aprovechar ese privilegio.

Por todo lo que os he ido exponiendo (esforzándome en ser cuidadosa para no revelar la trama en exceso), os recomiendo una y mil veces la lectura de este libro.  Es largo, lo sé, pero se hace corto, os dará pena terminarlo, os costará cerrarlo definitivamente.  Una vez que lo empecéis, no lo podréis dejar.  A través de sus líneas, vais a moveros por escenarios que no os van a dejar indiferentes, vais a emocionaros y a compartir vicisitudes con los personajes.  Y no os vais a arrepentir.

Para ir terminando, no creo que necesitéis más argumentos para empezar a leerlo. Lo sé, tengo devoción por la autora y se nota mucho, pero este libro debe estar ya, sin excusas, en vuestro listado de próximas lecturas.

En cualquier caso, os invito a leer «Últimos días en Berlín».  Después, como siempre, cuando la hayáis leído ¡dejad vuestros comentarios!

Mis fragmentos preferidos 

«Cuando la espera está sostenida en la más angustiosa incertidumbre, el tiempo parece estancarse, los segundos se hacen horas, las horas pasan lentas añadiendo más desasosiego a la dilatación del retorno. Es tan fuerte la opresión que a veces se retiene el aliento de forma inconsciente, alerta a cualquier ruido, cualquier indicio que anuncie el anhelado advenimiento» (página 41)

«Su propaganda es muy clara: «Una mentira repetida suficientemente acaba por convertirse en verdad»» (página 78)

«Los que detentan el poder prometen un porvenir a cambio de robarte la libertad y condenarte a una vida dura y sin futuro, un futuro que solo les pertenece a ellos» (página 187)

«Ese maternal esmero hacia él de la señora Metzger volvía a traerle el recuerdo de su madre, que con solo mirarlo sabía que algo le ocurría; no había secretos para ella, en su presencia se convertía en un ser transparente y ella era capaz de curar todas sus heridas» (páginas 201-202)

«En ese momento la madre fue consciente de que su hija no solo había arrastrado hasta allí la maleta, sino que también traía consigo el desagradable peso de la injusticia» (página 207)

«Los periodistas que, como tu amigo, se aventuran a contar la verdad en un país donde está prohibida, penada y perseguida la libertad de expresión, más que héroes son suicidas.  No sean cuenta del peligro de la soga que se urde a su alrededor, hasta que un día el lazo se cierra en torno a su cuello y ya no pueden respirar» (página 262)

«Yo sigo amando a tu padre a pesar de que la muerte me lo arrebató.  Sé que no recuperaré nunca su presencial, ni sus abrazos, ni volveré a oír nunca su voz… Pero eso no me impide que lo ame cada día, que cada segundo lo tenga en mi pensamiento, ni siquiera la muerte ha podido acaba con ese amor» (página 380)

«No creas que me importa, al contrario, al oír mi sentencia he sentido alivio, es mejor un final horrible que un horror sin fin» (página 482)

«Mamá nos enseñó que el arrepentimiento y solicitar perdón son actos igual de voluntarios que el daño que puedas haber ocasionado, pero tanto el arrepentimiento como el perdón poseen la mágica capacidad de sanar el alma herida» (página 483)

«Los niños no deberían vivir ninguna guerra» (página 511) 

«Llevo años huyendo de la sombre la muerte y ahora que consigo librarme de ella, no sé qué hacer con mi libertad» (página 625)

Los fragmentos que me hicieron reflexionar

«Resulta muy fácil convertir una mentira en verdad si con ello consiguen su propósito» (página 78)

«Por qué será que los hijos nunca llegan a conocer bien a sus padres»  (página 101)

«El pueblo alemán es culto, y la cultura debería ser un escudo contra la perversión de la política y sobre todo de estos que ahora la dirigen…» (página 240)

«A veces hay que soltar el lastre del pasado para asegurar el presente y, sobre todo, el futuro. De lo contrario corres el peligro de perderlo todo…» (página 283)

«Cuando nuestros soldados regresen hundidos y desesperados, las mujeres tendremos que consolarlos, escucharlos, comprenderlos, alentarlos a seguir adelante, mientras nosotras callamos » (página 575)

«Nunca olvides que el amor y la esperanza son infinitamente más poderosos que el odio y la furia» (página 600)

Palabras aprendidas

  • Quepis: Gorra cilíndrica o ligeramente cónica, con visera horizontal, que como prenda de uniforme usan los militares en algunos países.
  • Miasma: Efluvio maligno que, según se creía, desprendían cuerpos enfermos, materias corruptas o aguas estancadas.
  • Albarelo:  Bote de cerámica usado en las farmacias, de boca ancha y forma cilíndrica, estrechada en la parte central.
  • Terno: Conjunto de pantalón, chaleco y chaqueta, u otra prenda semejante, hechos de una misma tela.
  • Runa: Cada uno de los caracteres que empleaban en la escritura los antiguos escandinavos y otros pueblos germánicos.
  • Consunción: Acción y efecto de consumir o consumirse.  Extenuación, enflaquecimiento.
  • Dogal: Cuerda para ahorcar a un reo o para algún otro suplicio.
  • Añagaza: Artificio para atraer con engaño.
  • Lustrina: Tela lustrosa de seda, lana, algodón, etc. de mucho brillo y de textura semejante a la alpaca.

 

9 Comentarios

  1. Luis Antº

    Que maravilla de análisis , a la altura de una gran obra literaria !

    Responder
    • Mis Palabras con Letras

      ¡¡Muchísimas gracias Luis, por leer la reseña, por tu visita y por tu comentario! Gracias por valorar tan positivamente mi trabajo. ¡Comentarios así dan la fuerza para seguir! ¡Te espero por aquí siempre que quieras!

      Responder
  2. Silvia

    Estupenda tu reseña y tu análisis, ya leí el libro y me encantó

    Responder
    • Mis Palabras con Letras

      ¡Muchas gracias Silvia por tu visita y por tu comentario! Gracias por tus palabras sobre la reseña. Sin duda, me ayudan a seguir con este proyecto. Me alegra saber también que el libro te encantó. ¡Te espero por aquí siempre que quieras!

      Responder
  3. M. Ángeles

    Mis Palabras con Letras, estupenda reseña. Me he apoyado en ella para argumentar en un club de lectura que dirijo y el próximo libro que comentaremos es «Últimos días en Berlín». Seré honesta y diré que mi principal fuente de información ha sido esta página que tan bien gestionas. ¡Mi enhorabuena!

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    • Mis Palabras con Letras

      ¡Muchas gracias, M. Ángeles, por tu visita, tu comentario y por tus palabras! No te imaginas cómo me alegra saber que te has apoyado en mi reseña para un club de lectura. Creo que hasta me he ruborizado, pero también me ha encantado que mi trabajo y dedicación al preparar las reseñas resulta útil. ¿Puede haber algo mejor? Espero que cuando os juntéis, paséis un rato estupendo de un libro precioso. ¡Gracias de nuevo y te espero por aquí siempre que quieras!

      Responder
  4. Fernando

    Estupendo análisis de una estupenda novela. El final es bastante bueno, pero quedan dos flecos sueltos que han sido importantes en momentos de la novela y se han olvidado por completo, para mi un fallo que deja al lector que se ha metido de lleno en la historia un poco frío. ¿Que pasa con las hermanas de Yuri? ¿Y sus sobrinos? ¿Se inventa unos abuelos nuevos para sus hijos y se olvida de su familia real? ¿La señora Blumenfeld acabó en Berlín Este u Oeste, siguió pasando penurias siendo ellos millonarios? Son detalles que a mí me dejan bastante desconcertado, como una especie de final apresurado que olvida hilos argumentales y los deja a su suerte.

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    • Mis Palabras con Letras

      ¡Muchas gracias, Fernando, por tu visita, por tu comentario y por tus palabras sobre la reseña! Espero que alguna ocasión puedas coincidir con la autora y así pueda resolver los flecos que planteas en tu comentario. Desde aquí solamente puedo decirte que a mí me encantó la novela ¡Gracias de nuevo y te espero por aquí siempre que quieras!

      Responder
    • Mis Palabras con Letras

      Fernando, he tenido la ocasión de trasladar a la autora, Paloma Sánchez-Garnica, tu comentario. Esto es lo que me ha respondido: «Hola, agradezco mucho tu lectura y tus palabras, pero no son flecos sueltos. La novela cuenta la historia de Yuri y de las dos mujeres, Krista y Claudia. La señora Blumenfield se queda en Berlín este porque la casa estaba en ese sector, pero cuando se despiden todavía no se había hecho efectiva esa división… Y la familia de Yuri consigue escapar de la purga que se lleva a cabo contra su hermano pequeño. Una novela no puede continuar con la vida de todos y cada uno de los personajes de la misma… No tendría final… Siempre habría algo más que contar de cada uno de ellos… Eso le corresponde a cada lector al hacer suyos los personajes con la magia de la lectura…».

      Responder

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