Autora: Min Jin Lee
Páginas: 508
Curiosidades
Mi reseña de la novela «Pachinko» va a ser un poco diferente. Llegó a mis manos inesperadamente, recomendada por un compañero de trabajo -al que le doy infinitas gracias-. El caso es que llegó en el momento perfecto. Estaba con otro libro, pero no es de ficción, es de historias reales en capítulos cortos. Podía compatibilizar su lectura, de modo que la empecé, sin saber muy bien qué me esperaba tras la portada y en formato digital, no en papel (ya sabéis que lo prefiero). Y me estaba esperando una gran historia, un relato que me cautivó desde la primera línea, que me atrapó sin remedio y que captó mi atención desde el comienzo. Además, llegó en un fin de semana en el que tenía más tiempo. Todo encajaba.
¿Qué pasó entonces? Pues que me entregué a la lectura sin condiciones, sin ningún tipo de resistencia. Y, al mismo tiempo, sin tomar notas, sin coger referencias, sin seguir todos esos pasos que rigen mis reseñas, para bien o para mal. Cuando me quise dar cuenta, era tarde, no había remedio. De modo que decidí no hacer reseña de este libro. Pero, al acabarlo, todo cambió y atendí el consejo de una de mis hijas. Pensé que os tenía que contar cosas sobre el mismo, aunque fuera con menos datos y de una manera menos exhaustiva. Tenía que hablar de él, tenía que recomendarlo y transmitiros lo que he encontrado. Así que esta publicación va a ser diferente, aún así, espero que os resulte útil.
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Me gustaría también contaros algo más sobre su autora. Min Jin Lee es autora de las novelas «Comida gratis para millonarios» y «Pachinko», finalista del Premio Nacional del Libro y subcampeón del Premio Literario de la Paz de Dayton. Lee recibió the 2022 Manhae Grand Prize for Literature de Corea del Sur, the 2022 Bucheon Diaspora Literary Award y the 2022 Samsung Happiness for Tomorrow Award for Creativity.
Es miembro del Salón de la Fama de la Fundación para las Artes de Nueva York y del Salón de la Fama de Escritores del Estado de Nueva York. Está trabajando en su tercera novela, «American Hagwon», que describe la locura de los surcoreanos por la educación. «Hagwon» es la palabra en coreano para referirse a un instituto educativo privado con ánimo de lucro, un tipo de escuela intensiva.
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En la página de la editorial que publicó «Pachinko» en español, Quaterni, se indica que su primera novela, «Comida gratis para millonarios», fue una de las «10 Mejores Novelas del Año» para el The Times, NPR’s Fresh Air y USA Today. Ha escrito para New York Times, Condé Nast, The Times, Vogue y Wall Street Journal, entre otros. Escribió «Pachinko» mientras vivía en Tokio, y ahora vive en Nueva York con su familia.
También, en una de sus entrevistas, he leído que vive en una casa adosada de cuatro pisos en Harlem, una casa que, ella y su esposo, compraron en 2012. Una escalera de madera que cruje recorre la columna vertebral y conduce a la biblioteca de investigación de Lee, en el último piso, donde trabaja. Es una habitación compacta, iluminada por el sol, con un sofá, un par de escritorios y una pared de estantes para libros del suelo al techo.
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Barack Obama leyó este libro, por recomendación de uno de sus empleados, y lo describió como “una poderosa historia sobre la resiliencia y la compasión”.
Y también se ha dicho:
“Luminosa e impactante” Junot Díaz
“Un relato cautivador, profundo, inolvidable” David Mitchell
“Una fábula de nuestro tiempo” Mail on Sunday
“Impresionante… Un relato épico inolvidable” The New York Times
“Una historia profunda y conmovedora sobre el exilio, la identidad y la determinación de resistir” Sunday Times
“Un relato exquisito e inquietante… Momentos de brillante belleza iluminan la narración” Booklist
“Una historia bellamente elaborada de amor, pérdida, determinación, suerte y perseverancia” Library Journal
“Un relato histórico extenso y envolvente… Una exquisita reflexión sobre el drama de la inmigración y su dificultad para forjar un verdadero hogar” Publisher Weekly
“Expansiva, elegante y absolutamente absorbente… Es una delicia” The Daily Mail
“Una novela de inspiración Dickensiana… Desgarradora” Usa Today
“La arrolladora historia de una saga familiar en el Japón del siglo XX. Un relato cautivador” People
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Como no podía ser de otra forma, el libro se convirtió posteriormente en serie, un drama original de Apple TV+. Los tres primeros episodios se lanzaron el 25 de marzo de 2022. Está rodada en tres idiomas y cuenta con un diseño de producción muy cuidado y una excelente dirección de fotografía.
De momento, no he tenido la oportunidad de ver la serie, de modo que no os puedo contar mucho más sobre temporadas, capítulos y demás.
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Y ¿qué es el Pachinko? Es un sistema de juegos muy similar al de los pinballs, muy popular en el sudeste asiático, en especial en Japón, Corea del Sur y Taiwán.
Os parecerá sorprendente, pero el diez por ciento de la población de Japón juega al menos una vez a la semana. Cada año se gasta en este juego el equivalente al Producto Interior Bruto de Nueva Zelanda, más de ciento setenta mil millones de euros.
El negocio de los Pachinko, con más de diez mil locales en todo Japón, está dominado por los japoneses de origen coreano. Cuando introduces dinero en la máquina, compras pequeñas bolas de metal en grandes cantidades. Estas bolas se lanzan girando una rueda. El objetivo es que las bolas caigan rebotando por ciertas ranuras y lograr aumentar la puntuación.
Por supuesto, las máquinas están diseñadas para que den cierta cantidad de premios, porque el dueño siempre gana dinero.
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Min Jin Lee trabajó durante casi tres décadas en “Pachinko”, una saga épica que sigue a cuatro generaciones de una familia coreana a través de la pobreza, la humillación y la tragedia en Japón.
La escritora ha contado que escribió esta novela porque cree que las historias de los japoneses de origen coreano y su historia son algo fundamental para comprender la identidad de los coreanos en todo el mundo.
Ella emigró a los Estados Unidos desde Seúl con siete años. Su familia se instaló en Elmhurst, Queens, y sus padres tenían una joyería mayorista en el barrio coreano de Manhattan, donde trabajaban seis días a la semana, hasta que se jubilaron. Asistió a la Escuela Secundaria de Ciencias del Bronx, estudió Historia en Yale y luego fue a Derecho en Georgetown.
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Después de trabajar durante dos años como abogada, lo dejó en 1995 y decidió convertirse en novelista. En 2001, Lee comenzó a escribir la ya mencionada «Comida gratis para millonarios», sobre una hija melancólica de inmigrantes coreanos que luchan por abrirse camino en el lúgubre mundo de las altas finanzas en Manhattan. Cuando finalmente se publicó, seis años después, se convirtió en un éxito de ventas.
«En 1995, pensé: Ser abogado es realmente demasiado difícil. No puedo seguir haciendo esto. El camino de dejarlo fue realmente deprimente. Creo que fue humillante porque estoy muy orgullosa. Quería escribir, bueno, te reirás de mí, quería escribir una gran, gran novela. Quería escribir algo que la gente leyera años y años después»
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Por último, me gustaría destacar que la escritora es una investigadora concienzuda y empedernida que adopta, según la crítica, un enfoque periodístico para escribir sus novelas. Atentos. Como os he dicho, está escribiendo “American Hagwon” y, cuando iba por la mitad del borrador, ya había entrevistado a más de setenta y cinco estudiantes universitarios de ascendencia coreana.
«Leo material secundario. Leo material académico. Y luego también hago numerosas entrevistas de expertos y de los sujetos»
Tiene una increíble capacidad para escribir magistralmente libros largos que abordan temas como la experiencia de la diáspora coreana, la invisibilidad de los grupos marginados en la historia, los límites de la asimilación.
«Creo que la filosofía de la asimilación es que asimilas para lograr un objetivo determinado, y ese objetivo es la estabilidad económica y la seguridad. Creo que ese objetivo tiene sentido, pero creo que ese objetivo es profundamente insatisfactorio para todos eventualmente. Si piensas en la primera generación, tenemos que sobrevivir. Tenemos que conseguir las cosas básicas, ya sabes, comida, vivienda, ropa, estabilidad. Eso tiene mucho sentido. La desconexión real es entre la primera y la segunda o tercera generación, especialmente si la segunda o tercera generación lo ha hecho lo suficientemente bien. Ya no nos interesa solo la supervivencia. Estamos interesados en el significado, y esa búsqueda de significado tiene tantas dificultades, si no más dificultades intangibles, que la simple supervivencia».
Sinopsis
En una pequeña aldea de pescadores a la orilla del mar del Este, un hombre tullido se casa con una muchacha de quince años. La pareja tiene una hija, su adorada Sunja.
Cuando Sunja se queda embarazada de un hombre casado, la familia se enfrenta a la ruina. Pero entonces Isak, un joven sacerdote protestante, le ofrece una oportunidad de salvación: una nueva vida en Japón como su esposa.
Tras seguir a un hombre al que apenas conoce hasta un país hostil donde no tiene amigos ni hogar, la salvación de Sunja no será más que el principio de su historia.
Mi opinión
Estructura
El libro está dividido en tres partes:
Libro I. Gohyang/Tierra natal (1910-1933)
Libro II. Madre Patria (1939-1962)
Libro III. Pachinko (1962-1989)
Después de las tres partes, hay un apartado de Agradecimientos y un Glosario.
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El libro está contado en tercera persona.
La historia
«Pachinko» es un relato épico de familia, identidad, amor, muerte y supervivencia, a través de ocho décadas y cuatro generaciones.
Y, a partir de la historia de esa familia, la escritora nos va contando la exclusión social que sufrieron los coreanos que emigraron a Japón, donde les denominan zainichi.
Asimismo, nos acerca a temas como el trabajo duro, la discapacidad, la emigración, el racismo, el afán de superación, la resignación, la religión, las imposiciones sociales, el esfuerzo, la mafia japonesa, la deshonra, el juego, los prejuicios, el abuso, el acoso, el suicidio o la prostitución.
Los personajes
No voy a poner información de todos los personajes conscientemente, porque si lo hiciese desvelaría parte del contenido del libro y creo, sinceramente, que es mejor que los descubráis -personaje y contenido- leyéndolo.
Una pareja de pescadores de la aldea de Yeongdo. Ambos nacen y crecen allí. En su largo matrimonio, tienen tres hijos, pero solamente uno sobrevive. Son ahorradores y muy trabajadores.
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Kim Hoonie es el hijo que sobrevive, el mayor y el más débil. Nace con el paladar hendido y un pie torcido, pero tiene hombros robustos, una constitución recia y la tez dorada. De joven todavía conserva el carácter amable y reflexivo que tiene de niño. Tiene los mismos ojos grandes y risueños que su padre. Unas cejas oscuras adornan su frente amplia, perpetuamente bronceada por el trabajo bajo el sol.
Como sus padres, no es de palabra fácil y algunos cometen el error de pensar que sufre algún retraso mental, pero no es cierto. Por insistencia de su padre, aprende a leer y escribir coreano y japonés. Es hábil con las manos y puede llevar cargas pesadas, aunque no puede correr ni caminar rápidamente. Le educan para que sea listo y diligente. Cuando se convierte en padre, adora a su hija. Nunca habla de más y lo que dice está bien dicho.
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La rubicunda casamentera de la aldea. Su rostro es ancho y rosado, sus ojos negros de pedernal lo observan todo con astucia.
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Yangjin es la novia y mujer de Hoonie. Vive en el otro extremo de la isla, al otro lado de los densos bosques. Su padre, viudo y con cuatro hijas, es un agricultor de los que pierde su arriendo tras las inspecciones topográficas del gobierno colonial. Es la hija más pequeña. Tiene quince años y es dulce y tierna. No es demasiado morena. Es poquita cosa, pero tiene las manos y los brazos fuertes. Se conocen el día de la boda.
Sus tres primeros hijos mueren. Es una mujer muy trabajadora. Hace unas comidas increíbles.
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Sunja es su cuarto hijo y la única niña. Es una niña de aspecto normal con una risa pronta y alegre. Tiene el cuerpo firme, un pálido bloque de madera muy parecido al de su madre con una gran fuerza en las manos diestras, brazos con buenos músculos y piernas poderosas. Su constitución, baja y ancha, es ideal para el trabajo duro, y hay poca delicadeza en su rostro y extremidades. Aun así, es bastante atractiva físicamente, más interesante que guapa.
Llama la atención por su energía y vivacidad. Sus ojos oscuros brillan como relucientes piedras de río sobre una superficie blanca y pulida, cuando se ríe, no puedes evitar reírte con ella.
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Bokhee –la mayor, su rostro es ancho, sus ojos amables y tan diminutos que parece renacuajos, hacia sus pómulos marcados- y Dokhee son dos hermanas huérfanas que contrata Yangjin para que le ayuden con la casa. Las chicas lavan bien la ropa. Son casi idénticas, aunque la pequeña es más baja y ligeramente más rellenita.
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Hay seis huéspedes en la casa de hospedaje de Yangjin: los tres hermanos Chung: Tonel; el mediano y Gombo -el mayor, con la cara cubierta de marcas de viruela- -analfabetos-, de Jeollado, que pescan por la noche y duermen durante el día; dos jóvenes de Daegu y un viudo de Busan. Todos duermen, por turnos, en la pequeña habitación. A la hora de comer hablan animadamente sobre política.
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Baek Isak es como un pino joven, erguido y elegante, e inusualmente atractivo, tiene los ojos risueños y rasgados, la nariz recta, el cuello largo, la frente pálida y tersa. Pasa su infancia enfermo en la cama, donde lee sin parar. Ya adulto, lleva un traje de estilo occidental, un abrigo grueso, zapatos de cuero importados, maletín de cuero y sombrero. Es pastor del norte y posee cierta inocencia. Es un hombre con profundas convicciones y una buena persona.
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Baek Yoseb es hermano de Isak. Es bajito, con gafas redondas de montura metálica. No es tan religioso como sus hermanos. Es una persona de mente abierta y naturaleza generosa. En Osaka trabaja como capataz en una fábrica de galletas en la que supervisa a treinta mujeres y dos hombres.
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Jun es el carbonero, no le gusta que le pidan dinero. Su esposa tiene el estómago sensible y de vez en cuanto tiene que guardar reposo.
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Lee-seki es un vecino que vive bajando la calle.
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Cho-seki es otro vecino. Tiene una tienda de arroz. Odia ver a las mujeres llorar. Su hija mayor vive al otro lado del pueblo con un hombre que trabaja en una imprenta, y si hija menor y sus tres niños viven en caso con él y su esposa.
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Koh Hansu es el nuevo corredor de la lonja, viste con un traje occidental de colores claros y zapatos de cuero blanco. Habla exactamente igual que un japonés. Tiene los hombros anchos y el torso grueso y fuerte de un hombre grande; sus piernas no son muy largas, pero tampoco es bajo. Su frente bronceada está ligeramente arrugada y sobre sus pómulos altos hay manchas desvaídas y pecas. Su nariz (estrecha, con un nudo bajo un puente alto) lo hace parecer japonés.
Más negros que marrones, sus ojos oscuros absorben la luz como un túnel largo. Su voz es masculina, con un poso de melancolía.
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Chu es el boticario. Tiene flequillo blanco.
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Samoel es el hermano mayor de Isak y también pastor. Es un hombre brillante, valiente y amable.
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Kyunghee es la mujer de Yoseb, es la adorada hija de un amigo de la familia. Tiene una cara especialmente bonita, los ojos con la forma y el color de las semillas del caqui y una boca preciosa. Su piel es del color de las peonías blancas. Parece mucho más atractiva y apasionada que Sunja, que es más de una docena de años mejor. Parece más una colegiala que un ama de casa.
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Shin es un pastor. Tiene cincuenta y pocos años. Unas gafas de montura gruesa cubren sus ojos castaños y hundidos. Su cabello es todavía negro y lo mantiene corto. Todo en él parece controlado y comedido. Es un hombre delgado cuyas ropas le quedan demasiado grandes. Los dobladillos de las mangas de su viejo traje negro están deshilachadas, pero el cuello blanco de su garganta está limpio y bien almidonado. Su ropa oscura sin arrugas parece aplanar la curva en C de sus hombros.
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Shimamura es el jefe de Yoseb en la fábrica de galletas
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Hu es un sacristán, un joven chino -no tiene más de veinte años-, un huérfano manchú. Es una persona crítica. Habla japonés y coreano muy bien y tiene las maneras de un hombre mucho mayor.
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Yoo es otro pastor, un hombre grande, sufre cataratas y glaucoma. Lleva pesadas gafas de pasta sobre la nariz.
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Tanaka es un carnicero, alto y joven propietario, no puede evitar sentir simpatía por los extranjeros.
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Koji es el ayudante de Tanaka.
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Okja es una matrona, una coreana cincuentona de Jeju que ayuda a nacer a la mayoría de los niños del gueto. También cuida de los niños de las mujeres del vecindario que trabajan en las fábricas y mercados.
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Otros personajes: Noa; Mozasu; Kim Changho; Okada; Hoshii; Tamaguchi; Kyoko; Ume; Tako; Jinah; Hoji; Haruki Totoyama; Kara; Chiyaki; Goro; Kayoko; Daisuke; Mieko; Kuroda; Akiko Fumeki; Totoyama; Eriko; Reiko; Midori; Hanako; Motoko; Yumi; John Maryman; Koji; Yasuda; Chiko; Reiko Tamura; Bingo; Chie Ban; Hideo Takano; Ikeda; Solomon; Ayame; Risa; Iwamura; Koichi; Umeko; Tetsuo; Etsuko Nagatomi; Hana; Mari; Nori; Kuboda; Tatsuo; Tari; Nigel; Ajay; Ken Hiromi; familia Wakamura; Phoebe; Kazu; Giancarlo; Louis; Yamada; Ono; Sonoko Matsuda; Uchida.
Los lugares
La trama se desarrolla en dos países: Corea y Japón, aunque también se mencionan: China: Manchuria y Nanjing; Estados Unidos: Hawái, California y Hollywood, Los Ángeles, Princeton -Nueva Jersey-, Nueva York -Manhattan, Columbia, la Calle 111 con Broadway-, Texas; Inglaterra; Taiwán; Singapur; Filipinas; Rusia; Hong Kong; Colombia y Medellín; Montreal.
En Corea: Yeongdo, un islote de ocho kilómetros de largo junto a la ciudad portuaria de Busan, una isla tranquila con pesca abundante en sus aguas azules verdosas; Jeollado; Daegu; Pionyang; Jeju -una isla volcánica, con naranjos y sus montañas boscosas; Seúl; Wonsan; Ulsan.
En Japón; Osaka; Shimonoseki; Tokio: Minami-Azabu y Roppongi, Kioto; Hokkaido; Nagasaki; Waseda; Niigata; el río Sumida; Nagoya; Nagano y el templo Zenkoji; Kansai; Yokohama y el café Empire; Kyushu; Kabukicho.
Ikanio es el barrio donde viven los coreanos. Es una especie de aldea caótica compuesta de casa destartaladas y desiguales. Las casuchas solo se parecen en su pobre construcción y malos materiales.
En Osaka: la Iglesia Presbiteriana Hanguk; la estación Tsuruhashi.
Referencias
Hechos históricos:
- En 1910 Japón se anexionó Corea; el difícil invierno de 1932 tras la invasión japonesa de Manchuria; el Movimiento de Independencia del Primero de Marzo; la guerra en 1939 y las noticias que aparecen en prensa; problemas para Japón, la guerra en China no amainaba; la falta de comida en los mercados en 1944, las largas colas y la oferta de alimentos escasa y de baja calidad; los bombardeos de los americanos en Osaka, los B-29 en China; el final de la guerra y las bombas finales; el control de Pionyang por los rusos y Busan por los estadounidenses; cuando los japoneses se van de Corea, se la disputan Rusia, China y Estados Unidos; guerra de Corea: cólera, hambre y soldados que raptan incluso a los niños pequeños; división entre Corea del Sur y Corea del Norte.
Personajes históricos:
- Hirohito; Kim Il Sung; Martin Luther; Tada Kasuke; Matsumoto, que había liderado el Levantamiento de Jokyo contra los impuestos injustos y que fue ejecutado; Sejong fue un rey de Corea.
Religión:
- Jesús; Buda, Dios; la Biblia, Oseas y Gomar, su díscola esposa; el Espìritu Santo; Sara de la Biblia; Sidrac, Misac y Abdénago; apóstol Pablo; el hijo del rey David.
Medios de transporte:
- Ferry; barco; transbordador; tren; tranvía.
Luchador coreano:
- Rikidozan.
Literatura:
- Dickens; Thackeray; Hardy; Austen; Trollope; Balzac; Zola; Flauberta; Tolstoi; Goethe y «Las penas del joven Werther»; George Eliot: Adam Bede, Silas Marner, Middlemarch y la vanidosa y codiciosa Rosamond Vincy, Daniel Deronda y la egocéntrica Gwendolen Harleth; Víctor Hugo; D.H. Lawrence.
Marcas:
- Christian Dior; Coca-cola; Sony; Playboy; Marlboro; Fuji; Lego; Kentuchy Fried Chicken.
Tebeos:
- Tetsuwan Atomu y Ultraman.
Superhéroe:
- Ultraman.
Televisión:
- Otras tierras con la presentadora Higuchi.
En resumen… «Pachinko»
¡Una semana! Siete días he necesitado para leerme esta maravillosa historia, que me ha encantado de principio a fin, como ya os he anticipado anteriormente. De ese periodo, dos días fueron en fin de semana y ahí devoré la mayor parte. Sin duda, ha sido una excelente recomendación. Desde la primera página, esa familia coreana me interesó y me atrapó. Sí, ha sido de esas obras que no puedes dejar, de las que te esperan en cuanto tienes un minuto libre.
De esas que te roban parte del sueño y te animan a retomarlas cada vez que puedes, relegando a otro momento tareas necesarias. ¡Qué sensación tan increíble y placentera! Cuando eso sucede, cuando esas ganas de volver a sus líneas son tan intensas e ineludibles, sabes perfectamente que estás ante un buen libro, más allá de su procedencia, de su autoría, de su edición o de su éxito comercial. Y es emocionante, sinceramente.
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Realmente, no sé en qué mundo vivo, pero no había oído hablar absolutamente nada de esta novela, convertida también en serie con gran acogida. Que no sepa lo de la serie es normal, porque no me gustan, entiendo que están muy de moda y que no se comenta otra cosa, que si no las ves quedas excluida de muchísimas conversaciones, pero no, no me llaman, tal vez porque las he probado poco. Ya me entendéis.
A mí dame un buen libro y déjate de capítulos (por muy breves que sean) y de temporadas. El caso es que no conocía a Min Jin Lee (espero que me perdonéis) y tampoco había tenido noticias de «Pachinko». De hecho, os tengo que confesar que, hasta que no aparece en el libro, no tenía ni idea de lo que era pachinko. Incluso pensaba que iba a ser un personaje de la saga, uno que cobraría especial protagonismo. Perdonadme también por esto, confío en vuestra indulgencia.
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Por otra parte, no es la primera vez que comparto con vosotros que adoro los libros sobre sagas. Sí, me encantan, desde siempre. ¿No es realmente curioso partir de un momento e ir conociendo a los miembros que se van incorporando? ¿No os parece una fantasía ir descubriendo sus decisiones, sus vicisitudes y ver cómo afectan al destino del resto, al futuro de los descendientes, a la vida de cada uno?
En este caso, los conocemos en 1910 y los dejamos en 1989 Y, mientras tanto, suceden muchas acontecimientos en sus existencias (unas mejores y más agradables que otras), pero también en su entorno cercano, en su ámbito, en sus lugares de origen, en sus países y, por supuesto, en el mundo. Y todos esos aspectos completan la narración, hacen que cada detalle encaje, que cobre sentido y haga evolucionar la trama.
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En cuanto a los personajes, creo que están muy bien trazados y eso nos permite conocerlos bien, además de ver su evolución y entender sus reacciones en algunos momentos. Todo el hilo argumental tiene como eje una figura femenina: Sunja.
Sunja es una mujer fuerte, con una niñez bonita, rodeada de cariño y con un padre al que adora, al que sigue a todas partes. También marcada por la minúscula casa de hospedaje que tienen sus padres, por la que pasan distintos huéspedes y en la que pronto comienza a trabajar. Es ahí donde descubrimos su capacidad para el trabajo, su increíble capacidad para el esfuerzo, sin descanso y sin cuestionarse lo que debe hacer.
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Como habéis leído en la sinopsis, cuando Sunja se queda embarazada de un hombre casado, la familia se enfrenta a la ruina. Pero entonces Isak, un joven sacerdote cristiano, le ofrece una oportunidad de salvación: una nueva vida en Japón como su esposa. De ese modo, se marcha de su hogar con un hombre al que apenas conoce hasta un país hostil donde no tiene amigos ni familia. Por lo tanto, su relación empieza y vida cambiar para siempre con la enfermedad de Isak, una deshonra -así es visto su embarazo sin marido en su sociedad- y un rescate.
Ella es es competente y racional, para nada desvalida. Y también es muy valiente y pragmática, parece saber cómo sobrevivir. Muy jovencita se enfrenta a una dura situación, al desamor, al desengaño, al desarraigo, a la separación de lo que ha vivido hasta entonces y al inicio de una etapa en la que no sabe lo que va a encontrar.
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La protagonista crece con la idea de que una mujer vive para trabajar y sufrir:
«Sunja, corazón, la vida de una mujer es trabajar y sufrir. Es mejor que te pille prevenida, ¿sabes? Ya casi eres una mujer, así que alguien debería decirte esto: el hombre con el que te cases determinará tu calidad de vida. Un buen hombre te dará una vida decente, pero junto a un hombre malo vivirás un infierno… Sea como sea, espera siempre sufrir, y sigue trabajando duro. Nadie se preocupa de las pobres mujeres… solo nosotras mismas»
«Sunja había oído aquella idea toda su vida, en boca de otras mujeres: que debían sufrir. Sufrir de niñas, sufrir como esposas, sufrir como madres… Morir sufriendo».
Y realmente ella sufre y no se rinde. Se enfrenta a diversas situaciones, se remanga y toma decisiones, unas más acertadas y otras menos, unas con mejores consecuencias y otras con terrible resultado. Pero no se esconde, no vacila.
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Junto a ella, hay personajes que se hacen querer desde que los conoces. Hoonie, su padre, es uno de ellos, porque es bueno, buen marido y buen progenitor. Muy querido por los suyos, tiene unos problemas físicos -el paladar hendido y un pide torcido- que no le impiden dejarse la piel, no se queja a pesar de los dolores. Quiere mucho a su hija y le da un hogar, un refugio, vive para hacer sonreír a su niña.
«De ser posible que un hombre y su esposa compartieran un solo corazón, Hoonie hubiera sido este órgano de constante latido» (página 10)
Y también Isak, otro hombre bueno, leal, muy educado, honesto, agradecido, con unos marcados principios, es capaz de ver lo mejor de cada persona. Fue un niño enfermizo y durante su juventud padeció grandes males en el pecho, corazón y estómago. Por tanto, poco se esperaba de su futuro, pero eso a él no le desanima. Su fragilidad refuerza su convicción de que debe hacer algo importante mientras esté vivo, vivir una vida más valiente.
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Junto a los personajes, me ha gustado mucho cómo la autora nos va situando en el momento histórico que están viviendo, los hechos que están pasando, pero sin que cobren demasiada relevancia y, sobre todo, sin detenerse en los detalles escabrosos.
Se identifica perfectamente el contexto histórico y, sin embargo, no hay una recreación excesiva, ni una descripción demasiado prolija que pueda hacerse pesada. Lo que sucede está ahí. No obstante, lo que destaca es la forma en la que afecta a los protagonistas.
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Por supuesto, hay que detenerse también en cómo los japoneses tratan y ven a los coreanos que viven en su país. Es un tema que puede se puede extrapolar perfectamente a nuestra realidad, a nuestra sociedad. Cuanto más lees, más descubres que las cosas no cambian tanto como pensamos o como pensamos que sería aconsejable, que la sociedad evoluciona demasiado lentamente y, sobre todo, que no acabamos de aprender de los errores pasados.
Lo más triste de todo es que los personajes llegan a asumir esa situación y a creer que realmente no valen nada, que su raza es lo peor, solamente por haber nacido en un país.
«Era coreano, después de todo, y por atractiva que fuera su personalidad, lamentablemente pertenecía a una raza maliciosa y artera» (página 103)
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Leyendo la novela, te das cuenta de las condiciones en las que vivían los coreanos que vivían en Japón.
«Los japoneses no nos alquilan casas decentes» (página 108)
«Las bañistas eran casi todas japonesas y se negaron a saludar a Kyunghee y Sunja, como era de esperar» (página 114)
«No te imaginas cómo viven aquí los coreanos: una docena en una habitación que debería ser para dos, familias enteras durmiendo por turnos. Cerdos y gallinas en el interior de las casas. Sin agua corriente. Sin calefacción. Los japoneses creen que los coreanos son guarros, pero no tienen otra opción que vivir entre la mugre» (página 129)
«Los japoneses no querían que los coreanos vivieran cerca de ellos, porque no eran limpios, vivían con cerdos y sus niños tenían piojos. Decían que los coreanos eran peores que los burakumin porque estos al menos tienen sangre japonesa!» (página 254)
Frases así se repiten durante toda la novela. Leerlo cuesta, pero vivirlo tuvo que ser horrible. ¿No os parece que nadie debería enfrentarse a una convivencia así?
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En este sentido, también me quiero detener en las recomendaciones que Isak y Sunja reciben nada más llegar a Japón. Son realmente curiosos todos los consejos que Yoseb les da, por su bien y para evitar problemas, cuando llegan a Osaka y se instalan en su casa, una morada que les sorprende por su modestia. : Les dice que allí no es bueno que se sepa que eres propietario y que nunca presten dinero a nadie,
Les explica que ellos no entienden cómo es la vida allí, que deben evitar hablar con los vecinos y nunca deben dejar que nadie entre en casa, tampoco compartir comida porque puede convertirse en una obligación. Le pide a su hermano que sea extremadamente cuidadoso con otros coreanos, que no se meta en política, organizaciones laborales ni ninguna tontería así, que mantenga la cabeza baja y que trabaje, que no recoja ni acepte panfletos de independentistas o socialistas.
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Y llegamos también al tema de la identidad y a la manera que tiene cada uno de reaccionar ante la discriminación a la que son sometidos por los japoneses.
«Había cuatro coreanos más en la clase, pero todos usaban sus nombres japoneses y se negaban a hablar de sus raíces, sobre todo en presencia de otros coreanos» (página 253)
En el libro, algunos de los coreanos creen que tienen que superar la discriminación trabajando más duro y siendo mejores. Otros solamente quieren pegar a todo el que les diga cosas malas, consiguiendo únicamente meterse en problemas.
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Unos creen que deben caerles bien a los japoneses y otros solamente quieren decirles que se vayan a la mierda y seguir con su vida. También los hay que creen que un coreano debe ser el doble de bueno.
Algunos coreanos esconden su origen y se hacen pasar por japoneses, ocultando su verdadera identidad y la existencia de su familia. Otros asumen su papel en la sociedad y consiguen prosperar dentro del sistema y con las limitaciones que el país nipón les marca. Y otros deciden volver a Corea, a pesar de que atraviesa serias dificultades.
Lo cierto es que los japoneses pensaban que los coreanos no valían nada, que solo eran adecuados para las tareas más sucias, peligrosas y humillantes. El gobierno y las buenas empresas no contrataban coreanos, ni siquiera a los que tenían estudios.
«En realidad, no se trata de ser coreano o japonés, en general. Se trata de querer ser, solo ser él mismo, significara lo que significara eso; a veces quería olvidarse de lo que era».
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Otro tema que aparece en la novela es el de la mafia japonesa. La yakuza es la gente más indecente de Japón. Son delincuentes, criminales. Extorsionan a los comerciantes, venden drogas, controlan la prostitución y hacen daño a gente inocente. Los peores coreanos son miembros de esos grupos.
La yakuza sigue existiendo actualmente y sus actividades criminales más comunes son la prostitución, apuestas organizadas, extorsión, blanqueo de dinero, especulación de bienes inmobiliarios, tráfico de drogas, armas, trata de blancas, o tráfico de animales y bienes ilegales.
¿Cómo reaccionarías tú si descubrieses que tu padre pertenece a esta mafia? Supongo que, de repente, todo tu mundo se desbarata en tu cabeza.
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Mención aparte merece que «Pachinko» nos permite casi casi saborear la gastronomía. Se habla de
- Bulgogi: Plato coreano de ternera cortada en tiras y marinada en una mezcla de soja, jenjibre y ajo.
- Doenjang: Salsa coreana de soja fermentada.
- Doraji muchim: Plato coreano que se prepara con la raíz de la campanilla china, salteada y especiada.
- Galbi: Plato coreano de costillares de cerdo o ternera cocinados a la parrilla-,
- Gimbap: Plato coreano que consiste en una base de arroz cocido y otros ingredientes que se enrollan en un alga. Es parecido al maki japonés aunque los ingredientes del relleno y el modo de sazonar el arroz difieren.
- Gochujan: Salsa coreana de pasta de arroz y guindilla.
- Gosari: Helecho cuyos brotes tiernos son comestibles. Es un ingrediente tradicional del bibimbap.
- Jeon, Receta coreana que consiste en una especie de tortitas de cebolleta y pescado.
- Jorim: Preparación cocida a fuego lento con una salsa con base de soja,. Puede ser de carne o de verdura, pescado…
- Kalguksu: Fideo coreanos de trigo que se comen acompañados de un caldo de marisco y algas.
- kimchi: Plato coreano de verdura especiada y fermentada, sobre todo col china.
- korokke: Croquetas en japonés.
- Mirin: Vino dulce de arroz que se usa para cocinar.
- Miso: Pasta de soja fermentada que se usa como condimento.
- Onigiri: Bola (normalmente de arroz) rellena de otros ingredientes. Forma parte de la cocina japonesa.
- Oolong-cha: Té chino tradicional conocido como «té azul».
- Senbei: Galletas saladas de arroz.
- Seolleongtang: sopa espesa de cebolleta, huesos y carne de ternera.
- Shoyu: Salsa de soja.
- Soju: Bebida alcohólica de Corea hecha de arroz.
- Taiyaki: Pastel japonés con forma de pez relleno de pasta dulce de judías.
- Udon: Fideos gruesos hechos de harina propios de la cocina japonesa.
- Yakisoba: Receta japonesa de tallarines fritos.
- Yakitori: Brocheta de pollo japonesa.
- Zoru soba: Receta fría de fideos de trigo y algas.
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Asimismo, se hace referencia a un trámite que debían hacer para seguir viviendo allí. Los coreanos nacidos en Japón después de 1952 tenían que dar parte en la oficina del distrito al cumplir catorce años para solicitar el permiso de permanencia en Japón. Y cada tres años había que renovarlo. Esta gestión tenían que hacer el mismo día de su cumpleaños.
Para ir terminando, quiero apuntar que la autora en el apartado de «Agradecimientos» explica cómo se fue gestando este amplio relato. Ella fue consciente de este tema cuando fue a vivir a Tokio. En el terreno, tuvo la oportunidad de entrevistar a docenas de coreanos y descubrió que no había entendido bien la historia. Los coreanos en Japón habían sido víctimas históricas, pero cuando los conoció en persona, ninguno era solo eso. La amplitud y complejidad de la gente que conoció allí le enseñó una lección tan importante que dejó a un lado su viejo borrador y comenzó a escribir la novela de nuevo en 2008.
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Por último, quiero subrayar que, a pesar de todas las vicisitudes (las que pueden pasar en una vida normal y otras menos habituales, pero que pueden pasar en el momento más inesperado, solamente hay que pensar ahora mismo en Ucrania- que les pasan a los personajes, en este libro hay también amor. Amor de muchos tipos y en multitud de variantes. Amor de padres, entre hermanos, pasional, sereno, imposible, inalcanzable, condenado a terminar, de costumbre, de enganche, por conveniencia, incondicional, impuesto…
Y, a pesar de que, en numerosas ocasiones, sufres por lo que les está pasando, sientes ese amor y lo vas encontrando entre las páginas. Ay, ese sentimiento que todo lo puede. O eso queremos creer.
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Sin ninguna duda, os recomiendo esta novela, una y mil veces. Estoy segura, segurísima, de que os va a gustar, porque lo tiene todo para convertirse en una gran lectura. Y, además, nos acerca a una parte del mundo que no nos resulta tan conocida y que ahora empezamos a despertar nuestra curiosidad por series, películas y libros. Siempre merece la pena saber más y ser conscientes de que, si lo pensamos bien, los seres humanos no somos tan diferentes unos de otros. Al final, nos mueven los mismos sentimientos y tenemos los mismos miedos.
Por todo lo anterior, os invito a leer «Pachinko». Después, como siempre, cuando la hayáis leído ¡dejad vuestros comentarios!
¡Gracias Min Jin Lee por esta maravillosa obra, por hacer que nos interesemos por otras culturas y otras épocas!
Mis fragmentos preferidos
«La historia nos ha fallado, pero no importa» (página 9)
«Los campesino sabían que un hijo malcriado era peor para una familia que un hijo muerto, y evitaban consentirlo demasiado» (página 10)
«Harían un caldo sabroso con las amargas piedras que bloqueaban su camino. Los japoneses podían pensar de ellos lo que quisieran. Si sobrevivían y prosperaban, eso no importaba» (página 114)
«¿Cómo vas a conseguir sacar algo limpio de algo sucio?» (página 323)
«Sí, algunos japoneses pensaban que los coreanos eran escoria, pero algunos coreanos realmente lo eran. Algunos japoneses también era escoria» (página 454)
«En Japón, o eres un coreano rico o eres un coreano pobre, y si eres un coreano rico, hay un salón de pachinko en algún punto de tu pasado» (página 460)
Los fragmentos que me hicieron reflexionar
«¿Quieres ver a un hombre muy malo? Haz que tenga más éxito del que nunca había imaginado. Verás lo bueno que es cuando descubra que puedo hacer todo lo que quiera.» (página )
«Sea como sea, espera siempre sufrir y sigue trabajando duro. Nadie se preocupa de las pobres mujeres… solo nosotras mismas» (página 34)
«Yoseb podría comprender su enfado, pero quería otra oportunidad e hablar con él, de decirle que un hombre debe aprender a perdonar… a discernir lo que es importante, pues vivir sin perdón era una especie de muerte con respiración y movimiento» (página 326)
«En la identidad no pesaba sobre la sangre» (página 488)
Palabras aprendidas
Al final del libro, hay un glosario de palabras. Me quedo con algunas.
- Abuji: Padre, en coreano.
- Burakumin: Familias marginadas por los oficios «impuros» de sus antepasados en el Japón feudal que siguen estando discriminadas en la actualidad.
- Chosenjin: Coreanos residentes en Japón.
- Daijoubu: Expresión japonesa que significa «todo bien».
- Hajimemashite: Expresión japonesa que se utiliza cuando se conoce a otra persona, equivalente a «Encantado» o «Es un placer conocerlo».
- Oppa: «Hermano mayor», en coreano. Las mujeres usan este término para referirse a los hombres mayores que ellas por las que sienten simpatía o cariño.
- Tsumei: Nombre japonés de los extranjeros residentes en Japón.
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