Relato La reina de los mares Mis Palabras con Letras

Relato «La reina de los mares»

Todas las estaciones animan a leer, pero el otoño tiene algo especial, por eso he elegido este día de octubre para publicar aquí, cerca de otros, mi relato «La reina de los mares».  Le tengo un cariño muy especial a este relato.  Bueno, como a todos.  Está basado en una mujer que conocí un día de playa.  Iba con una amiga y con su hijo.  Hablaban sin cesar entre ellas, de ese diálogo surgió esta historia.

En fin, es su momento, con una enorme ilusión y bastante pudor, lo dejo en vuestras manos.  Me encantaría que lo leyeseis y que me dieseis vuestra opinión.  Como siempre os digo, vuestro parecer será positivo o no, pero siempre será bienvenido.

***

El relato comienza así:

A mi abuela Pía le avisaron cuando ya era demasiado tarde y solamente pudo ver el enorme bulto en el suelo, tapado con una horrible manta.  Su marido, diestro albañil casi desde la infancia, se había caído del andamio.  Y, aunque la altura no era muy elevada, se rompió de un golpe seco su dura cabeza de chorlito, como ella solía calificarla, con una buena dosis de reproche.  Una vez superados el estupor y la grima de reconocer su cadáver, lloró a escondidas un puñadito de lágrimas, las únicas que se permitió por aquel accidente.  Nunca le confesó a nadie, ni en la debilidad de las confidencias, si aquel escueto llanto fue de pena, de liberación o de pánico ante un porvenir vacilante. 

***

Lo cierto es que, una semana más tarde, no quedaba ningún atisbo de tristeza en el rostro de aquella bien parecida viuda, madre de tres hijas pequeñas en una época de posguerra.  Un tiempo en el que mandaba con egoísmo el hambre, como recalcaba su cuñada Emilia cada vez que creía consolarla de un mal que, para ser veraz en mi relato, no padecía.  Junto con esas criaturas, la hermana del fallecido era la exclusiva herencia positiva que había recibido, tras una década de infausto matrimonio, rebosante de maltrato y carente de apego.  Lejos de amilanarse por su inédito estado civil o por su atribulado luto, en una sociedad reacia a cualquier cambalache en los roles impuestos, mi antepasada respiró hondo, se santiguó con fe en sí misma y desterró, sin indicios lastimeros de compasión, los recuerdos padecidos para remontar el vuelo.

***

Para leerlo completo, lo podéis descargar en el siguiente enlace:

Relato: La reina de los mares

 

¡Qué extraña sensación es compartir un texto que has escrito!  Son muchas emociones distintas, hay pudor, hay inseguridad, hay ilusión…  Sobre todo, ya no es mío del todo, es también de cada persona que se pierda entre sus líneas, de cada lector que se adentre en sus párrafos con curiosidad.

¿Quieres dejar un comentario?  Estoy deseando descubrirlo…

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